Senadores del PRD presentaron reformas a la Ley que Establece las Normas Mínimas sobre Readaptación Social de Sentenciados, para instaurar un nuevo modelo penitenciario basado en el trabajo, capacitación, educación, salud y deporte, destinado a convertir a las cárceles en instancias de reintegración social.
Según la iniciativa, cada reclusorio deberá contar con un Consejo Técnico Interdisciplinario que tendrá la facultad de aplicar medidas de preliberación, la concesión de la remisión parcial de las penas y de la libertad preparatoria, así como aprobar actividades remunerativas que realicen los internos para la manutención de sus familias.
Al explicar los objetivos de la propuesta, el senador Adolfo Romero Laines señaló que el trabajo se programará teniendo en cuenta las aptitudes, interés, vocación, capacidad y condiciones psicofísicas de los internos, las tecnologías utilizadas en el medio libre y las demandas del mercado laboral.
Dijo que a pesar de que el artículo 18 constitucional precisa que los reclusos tienen derecho a la educación, al trabajo y capacitación, en las prisiones no existen las condiciones necesarias para que ejerzan esos derechos.
El sistema penitenciario mexicano –afirmó– enfrenta una crisis funcional y estructural, y prueba de ello son los graves problemas que registra de sobrepoblación, hacinamiento, corrupción por parte de autoridades, deterioro de instalaciones, deficientes servicios médicos y de alimentación e ineficiencia de programas de readaptación.
Asimismo, agregó, destaca la imposibilidad del Estado para sufragar las necesidades de las cárceles, donde persiste la dilación en los trámites de los procesos internos, bajos salarios de los empleados y carencia de personal capacitado.
En opinión del legislador la problemática se agudiza ante la falta de una efectiva vigilancia interna y externa y a inspecciones periódicas para evitar la comisión de delitos en el interior y al establecimiento de negocios ilegales particulares.
Por ello, apuntó, el trabajo penitenciario proporcionará a los internos las herramientas para reintegrarse a la vida social y productiva con mayor facilidad, generar ahorros para su sostenimiento cuando se reintegre a la vida comunitaria, y para ayudar en los gastos de sus familias durante la reclusión.
Por tal motivo –añadió– “proponemos establecer un modelo en el que el trabajo en los centros de reclusión se entienda como un medio para la dignificación del interno y un elemento central de su tratamiento”.
La iniciativa se turnará a las comisiones de Estudios Legislativos y, en su momento, a la de Justicia.
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