El presidente Felipe Calderón Hinojosa dio a conocer la Declaración sobre el Fortalecimiento de la Cooperación Contra la Delincuencia Organizada Transnacional firmada también por los mandatarios de Belice, Costa Rica y Honduras, en la que exhortaron a las autoridades de los países consumidores a explorar todas las alternativas posibles para eliminar las ganancias exorbitantes de los criminales.
En la residencia oficial de Los Pinos, el mandatario señaló que el acuerdo consta de nueve puntos, mismo que también fue firmado por los mandatarios de Honduras, Porfirio Lobo Sosa; de Costa Rica, Laura Chinchilla; el primer ministro de Belice, Dean Barrow y el presidente Calderón, asimismo, se pronunciaron por «analizar a profundidad las implicaciones sociales de políticas públicas y de salud» para permitir la producción, el consumo y la distribución legal de mariguana, «lo cual constituye un cambio paradigmático» por parte de algunos países del continente, respecto al régimen internacional vigente.
El mandatario refirió que entre los temas abordados se tocó el de los logros que se han alcanzado en materia de colaboración internacional. “Especialmente, nos congratulamos por el avance que ha tenido el Proyecto Mesoamérica, con un esquema de cooperación en salud, vivienda, energía e infraestructura”.
“Congratulamos por el Tratado de Libre Comercio único entre Centroamérica y México, que nos permitirá incrementar nuestras relaciones económicas, comerciales y en beneficio de nuestros pueblos”, señaló Calderón.
A sabiendas de que la delincuencia organizada transnacional constituye la más grave amenaza que actualmente enfrentan los estados y las sociedades dela región, especialmente, por la violencia que ésta utiliza para llevar a cabo sus actividades delictivas, representando un grave problema para la salud pública, el crecimiento económico y el desarrollo, la seguridad, las instituciones democráticas de nuestros pueblos y la convivencia entre nuestras naciones, dice el documento.
Los diez puntos importantes que señala la Declaratoria son los siguientes:
Uno. Reiteran el compromiso de sus Gobiernos de enfrentar y combatir con determinación, de manera efectiva, estos flagelos, con base en el principio de responsabilidad común, compartida y diferenciada, a través de los mecanismos de cooperación internacional.
Dos. Reafirman su voluntad política para continuar trabajando, conjuntamente, por una región más segura y estable, con base en la cooperación, el fortalecimiento de las instituciones nacionales con toda la fuerza del Estado.
Tres. Refrendan el deber de los estados de implementar políticas sociales en beneficio de sus sociedades. Además, de fortalecer la cooperación internacional contra la delincuencia organizada transnacional y el problema mundial de las drogas, con base en un enfoque integral y equilibrado, que incluya acciones en los ejes de prevención, sanción y combate al delito.
Cuatro. Instan a la comunidad internacional a que adopte medidas adecuadas de conformidad con las obligaciones de tratados internacionales y otras normas internacionales pertinentes, para cooperar plenamente, a fin de combatir fabricación y el tráfico ilícitos de armas de fuego, municiones y explosivos.
Cinco. Exhortan a las autoridades de los países consumidores a explorar todas las alternativas posibles para eliminar las ganancias exorbitantes de los criminales. Es inaplazable revisar el enfoque mantenido hasta ahora por la comunidad internacional en materia de drogas, ya que mientras no se detenga el flujo de recursos de los consumidores de drogas y de armas hacia las organizaciones delictivas, éstas continuarán amenazando a nuestras sociedades y nuestros Gobiernos.
Seis. Subrayan que resulta necesario analizar a profundidad las implicaciones sociales de políticas públicas y de salud general que se derivan para nuestras naciones, de los procesos en marcha a nivel local y estatal en algunos países de nuestro Continente, para permitir la producción, consumo y distribución legal de marihuana, lo cual, constituye un cambio paradigmático por parte de tales entidades, respecto del régimen internacional vigente.
Siete. Hacen un llamado a la comunidad internacional para que, con base en los estudios científicos, se identifiquen las estrategias para controlar el mercado de drogas y evitar que el trasiego de sustancias ilícitas continúe provocando altos niveles de crimen y violencia en los países de la región, ya que, a pesar de los esfuerzos emprendidos por la comunidad internacional a lo largo de décadas, el consumo de esas sustancias sigue incrementándose a nivel global.
Ocho. Solicitan al Secretario General de la OEA que, en virtud del mandato otorgado en la VI Cumbre de las Américas, presente, a la brevedad, los resultados del Estudio Hemisférico sobre Drogas, incorporando el análisis del impacto en nuestros países, de nuevas políticas, como las referidas en el Párrafo 6.
Nueve. Subrayan la importancia de poner en marcha, a la brevedad, el Esquema Hemisférico de Cooperación contra la Delincuencia Organizada Transnacional, compuesta por la Comisión Interamericana contra la Delincuencia Organizada Transnacional y el Centro Coordinador de las Américas, a fin de que las entidades responsables de la lucha contra el crimen organizado, cuenten con una instancia para coordinar acciones de manera eficaz, en tiempo real.
Estos esfuerzos deben estar encaminados, también, a incluir e impulsar la instrumentación de la Estrategia de Seguridad de Centroamérica, ESCA, impulsada por los países que integran el SICA.
Diez. Respaldan la celebración, a más tardar en 2015, de una sesión especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas, sobre el problema mundial de las drogas, con el objetivo de evaluar los logros y las limitaciones de las políticas actuales para enfrentar el problema mundial de las drogas. En particular, la violencia que genera la producción, el tráfico y el consumo de drogas en todo el mundo, así como para identificar las acciones que permitan incrementar la eficacia de las estrategias e instrumentos con los que la comunidad internacional se enfrenta al desafío que supone el problema mundial de las drogas y sus consecuencias.
El presidente Calderón finalizó diciendo que se siente confiado en “que éste sea el inicio de una nueva etapa de prosperidad, progreso y cooperación compartidos para nuestra región”.
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