El Presidente Calderón firmó ayer el decreto mediante el cual se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Ley Federal del Trabajo. Con ello, México avanza en la construcción de un marco normativo que permita incrementar la oferta laboral, alentar la productividad de las empresas y elevar la competitividad del país.
Durante su mensaje, el Presidente reconoció el trabajo responsable y la altura de miras de los legisladores de la Cámara de Diputados y del Senado de la República para sacar adelante esta iniciativa fundamental para el progreso y bienestar de los mexicanos. Comentó que la Ley Federal del Trabajo vigente databa de 1970 y se trataba de un ordenamiento obsoleto que ya no respondía a las actuales condiciones sociales, económicas y demográficas del país. Se había convertido en un freno para la competitividad de la economía y la contratación de jóvenes, la rigidez del mercado laboral, volvía más complicada y costosa la contratación de personal.
Por eso, al inicio del presente periodo ordinario de sesiones el Jefe del Ejecutivo envió al Congreso de la Unión una iniciativa de reforma laboral con el carácter de preferente. Fue aprobada después de discusiones y de un intenso intercambio de ideas entre los distintos partidos políticos, empresarios, sindicatos, medios de comunicación y sociedad en general. Se trata de cambios de gran calado que implican la modificación de más de 300 artículos.
Entre sus principales aspectos se encuentra que garantiza las condiciones mínimas que deben imperar en toda relación laboral para que se respete plenamente la dignidad humana de los trabajadores. Propiciará que todos los mexicanos cuenten con un trabajo digno, en el que no exista discriminación de ninguna índole, se tenga acceso a seguridad social, perciban un salario remunerador, reciban capacitación continua y cuenten con condiciones óptimas de seguridad e higiene. También se incorporan disposiciones que están orientadas a proteger a los grupos vulnerables.
Se introducen nuevas modalidades de contratación para flexibilizar el mercado laboral, se abre como opción la posibilidad de convenir relaciones de trabajo con periodos a prueba o de capacitación inicial, se regula el régimen de subcontratación o tercerización. Con esta reforma, los servicios que se presten mediante la figura del outsourcing deberán justificarse por su carácter especializado y en ningún caso podrán comprender tareas iguales o similares a las que desempeñan los trabajadores del contratante. Se moderniza la impartición de la justicia para agilizar la solución de conflictos entre patrones y trabajadores. Se incorpora expresamente en la ley el principio de conciliación para dirimir los conflictos laborales y se establecen lineamientos orientados a profesionalizar las Juntas de Conciliación y Arbitraje. Además, se dan pasos significativos para abrir los sindicatos al escrutinio público. A partir de ahora, las directivas sindicales deberán elegirse mediante votación libre, ya sea directa o indirecta, pero en todo momento secreta; y a ningún trabajador se le podrá negar información sobre el uso y destino de las cuotas sindicales que aportan con tanto esfuerzo.
En suma, con esta reforma histórica se moderniza el marco jurídico laboral y México se hace más atractivo para la inversión y creación de puestos de trabajo. Esto dará un fuerte impulso a la economía pero, sobre todo, brindará mayores y mejores oportunidades de progreso a los mexicanos.
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