La determinación unánime tomada por los integrantes de la segunda sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de negarse a reconocer a la Comisión Federal de Electricidad como patrón sustituto de los miles de ex trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro que se quedaron sin sus fuentes de trabajo tras el decreto de extinción dictado por el gobierno federal en agosto de 2009, convalida la injusticia cometida por Felipe Calderón en contra de los electricistas, en un claro acto de revanchismo político.
Con dicha resolución, la Suprema Corte avala una de las muchas arbitrariedades cometidas por el gobierno mexicano contra la clase trabajadora de nuestro país, según un boletín enviado por la corriente perredista Foro Nuevo Sol.
«La SCJN, con su decisión, le ha dado carta blanca al gobierno priista de Enrique Peña Nieto para continuar, en una versión corregida y aumentada, con la política de mano dura instrumentada por los gobiernos de derecha del PAN contra los sindicatos opositores, que con la entrada en vigor de la reforma laboral verán mermadas y a punto de desaparecer las herramientas con las cuales defenderse de las injusticias patronales».
De acuerdo con el comunicado, este fallo no es más que el adelanto de lo que se verá con la puesta en marcha de los cambios aprobados por los diputados a la Ley Federal de Trabajo: sindicatos blancos, despidos masivos e injustificados, contratos laborales a modo de los patrones, trabajadores mal pagados viviendo bajo la amenaza del despido, patrones abusivos y jueces al servicio de los empresarios y de gobiernos insensibles como el de Peña Nieto.
«A partir de este momento queda claro que el gobierno de Peña Nieto sólo estará dispuesto a colaborar con los trabajadores, siempre y cuando sus líderes sindicales sean “charros”, dóciles y no tengan relaciones políticas con los personajes a los que el gobierno considera “enemigos del sistema”.
La corriente perredista lamentó que la Suprema Corte de Justicia de la Nación haya vuelto en tan pocos días a «asumir el triste papel de oficialía de partes del Poder Ejecutivo y que se haya confirmado como oficina para desechar los asuntos incómodos que el panismo le heredó al nuevo gobierno, con los cuales Peña Nieto no quiere mancharse las manos».
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