Peña Nieto no puede contestar

Foto: Es Diario

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=Por Jesús González Schmal=

Las preguntas formuladas en desplegado, que hace el galardonado cineasta Alfonso Cuarón a Peña Nieto, acerca de la reforma energética tienen en su obviedad, la profundidad de un cuestionamiento político de cuya respuesta no puede sino evidenciarse, el brutal engaño que la propaganda oficial hizo para hacer creer el pueblo sobre un supuesto gran beneficio de la privatización petrolera.

Y la respuesta al siguiente día reveló lo esperado, Peña las evadió vía twitter con otra trampa. Dice que las 10 preguntas, empezando por la más directa y por la que no pocos se engatusaron apoyando la reforma, ¿cuándo bajarán los precios de los combustibles y de la electricidad?, no se la puede contestar hasta que se presenten las leyes secundarias. Así entonces, Peña tiene amnesia o niega el valor de su palabra, al haber ofrecido en una campaña mediática, sin precedentes en intensidad, que la reforma constitucional era el objetivo para desencadenar los beneficios inmediatos a la economía.

Además Peña se cubre con el error generalizado que en estos días se ha propalado, de llamar leyes secundarias a lo que, en rigor son leyes reglamentarias, que si bien no tiene la jerarquía de la norma constitucional, son precisamente las que a partir de ésta descienden al detalle de su aplicación. El uso del término secundarias parece ser una manipulación o pretexto para que los partidos que se embarcaron en el Pacto por México y aprobaron la reforma constitucional, sorprendan a sus seguidores con una supuesta pelea legislativa a destiempo para corregir lo que ya no puede ser modificado.

Pero en última instancia, Peña y su equipo de publicidad difundieron que con el sólo efecto de la reforma constitucional (estructural también le llama) se vendría la avalancha de inversionistas de todo el mundo para participar en la bonanza que crearía empleos por todos lados y, la gasolina, el diesel, el gas, la luz, etc., no volverán a subir, sino por el contrario irían a la baja. Ello porque, la verdad de la reforma constitucional, es que legitima contratos que subrepticiamente, con Fox y Calderón, ya se habían celebrado con grandes empresas mundiales que exigían que se los reconocieran para no correr riesgos.

Hoy el desengaño popular es total. Siempre no era tan relevante la reforma constitucional. Videgaray, Lozoya, Coldwell, se desgañitaban en las entrevistas pagadas en todos los canales de televisión y radio, hablando de los grandes beneficios esperados para la salvación de México, como en la portada de un Times que compró el gobierno, lo confirman con la foto de Peña. Hoy, la cruda realidad es otra, el estancamiento de la economía, el desempleo, la violencia, el alza de los combustibles y los costosos escenarios magnificados para la propaganda gubernamental, son la triste verdad con la que nos amanecemos los mexicanos.

Ni

siquiera se habla ya de la podredumbre del Sindicato de Romero y del enriquecimiento impresionante de sus líderes. Sale la noticia de los desfalcos a Pemex por el contratísmo con la mafia de Oceanografía y nadie en la empresa repara en cómo, ese contratista, que había sido excluido de la posibilidad de trabajar para la petrolera, se volvió a meter hasta las entrañas a través de los Bribiesca Sahagún y de los directivos que cobraron su mochada. Nada se dice de los trabajos que quedan inconclusos, de quién o quienes lo continuarán, o serán los mismos con otros nombres. Todo es pestilencia y cinismo a cargo de la empresa de los mexicanos.
En electricidad también se ha guardado riguroso silencio del porque renuncio Francisco Rojas Gutiérrez. Se sabía que tenía un programa de depuración de la empresa y auditoria a contratistas y al sindicato. Todo quedó trunco, nadie sabe, nadie supo, lo único cierto es que los recibos de luz siguen creciendo y las quejas en Profeco ya esperan audiencias para el 2015. Aquí Peña no puede posponer las respuestas.
Por eso el mexiquense rehúye responder a Cuarón y a todo el pueblo. Salir por peteneras diciendo que no puede contestar hasta que se presenten las leyes secundarias es, otra vez una burla y una preparación para seguir mintiendo porque, si no salieran las leyes secundarias como el “las presente”, será entonces culpa de la legislatura el fracaso de la reforma energética en cuanto a los beneficios populares, que no en cuanto al de los magnates que ya se frotan las manos con el triunfo porque sus intereses están cubiertos con la reforma constitucional.
Existen muchos recursos y triquiñuelas para que Peña siga dilatando las respuestas a Cuarón y al pueblo. Seguramente está apostando al cansancio y a la resignación de una frustración más de tantas que sufre la ciudadanía. Le queda tiempo para que una vez que las leyes secundarias se emitan se pueda llegar a la Suprema Corte con supuestas o reales controversias constitucionales. Contará con todos los medios de información maiceados para seguir alimentando vanas esperanzas pero, al fin y al cabo, la verdad se impondrá y el crimen de haber engañado al pueblo para el beneficio del grupo en el poder, lo perseguirá toda la vida y desde luego no quedará impune.