Cuando se supone que la igualdad está al alcance de las manos de las mujeres suecas, cuando Suecia es un referente mundial del avance de las mujeres, develar que la desigualdad aún persiste no es agradable para nadie, mucho menos para las fuerzas conservadoras.
Como respuesta, la violencia contra las feministas que alzan la voz para señalar que la desigualdad aún pervive en el país más igualitario del mundo.
Una de ellas es Maria Sveland, escritora y periodista sueca, quien previo al Foro Nórdico que se realizó del 12 al 15 de junio en Malmoe, Suecia, visitó México y se reunió con feministas mexicanas invitadas por la embajada del país escandinavo.
Maria es clara: Suecia vive un estancamiento en la política de igualdad de 30 años y en algunos casos de la vida privada; las mujeres suecas viven como en los años 50.
Frente a feministas mexicanas recorre la cortina de la contradicción sueca. Sí, Suecia es uno de los países con mayor igualdad en el mundo, pero falta mucho para lograr la igualdad plena.
Las suecas ganan en promedio entre 2 mil y 3 mil coronas (entre 3 mil 800 y 5 mil 800 pesos mexicanos) menos que los hombres por un trabajo igual, y ellas están en su mayoría en empleos parciales y por horas, con la obvia consecuencia de un menor salario.
En materia de violencia, sólo entre el dos y tres por ciento de las denuncias por violación llegan a una sentencia condenatoria. Sólo el uno por ciento de los varones suecos comparten la responsabilidad del hogar en las mismas condiciones que las mujeres.
Estos son algunos de los retos del país nórdico, señala Maria Svelan, quien participó en el Foro Nórdico sobre misoginia y neofacismo y donde llamó a construir la verdadera igualdad.
Develar la contradicción que viven la sociedad sueca no gusta, especialmente a los conservadores y fascistas, dice Maria en la entrevista con Cimacnoticias durante su visita a México.
La reacción de estos grupos conservadores ha sido la intimidación y la amenaza: ella misma tuvo durante un año la protección policial por las amenazas de muerte que recibió.
Una vía de su activismo para denunciar la desigualdad ha sido a través de la escritura. Maria recientemente publicó su libro “La cabrona amargada”, una traducción libre al momento de la entrevista, pues su libro sólo está disponible en sueco.
Maria es una figura pública, de renombre en el país nórdico, con quien conversamos en uno de los cafés de la Cineteca Nacional sobre su libro y la visión de la Suecia actual.
«Ira sana»
–Lucía Lagunes Huerta (LLH): ¿De qué trata tu libro?
–Maria Sveland (MS): Es una pareja joven que tenía la misma edad que yo en aquel entonces; ese libro se basa en mis propias experiencias cuando tuve a mi primer hijo.
“Sara –el personaje– siente que tener un hijo, convertirse en mamá es como viajar en el tiempo y regresar a los años 50. Experimenta y siente que hay exigencias y expectativas muy diferentes sobre ella como mamá en comparación con lo que él experimenta como papá y se siente engañada.
“Siente como si se hubiera dejado engañar durante mucho tiempo sobre Suecia igualitaria, siente que se está empezando a convertir en una persona muy amargada y lucha para entender, para intentar captar por qué pasó esto con ella y su pareja, con quien a pesar de todo sí compartía ideales acerca de la igualdad.
“Esta novela termina con la idea de que sentirte como una ‘cabrona amargada’ es una reacción muy sana ante una sociedad muy enferma, ya que esta ira, todo lo que siente por el trato que recibe, es muy sana precisamente porque vivimos en un sistema que de manera estructural está oprimiendo a las mujeres”.
El primer libro que escribió Maria reflexiona sobre el odio contra las mujeres, basada en los comentarios por Internet.
–LLH: La otra cosa: el odio… ¿Por qué odian tanto a las feministas?
–MS: El odio hacia las mujeres, hacia las feministas, adopta formas muy diversas. No es que exista un movimiento organizado con una mesa directiva y sus reglamentos.
“Pero ese odio sí es algo que se ejerce y se expresa por varios individuos, porque en el fondo de la historia –estoy segura– tiene que ver con una lucha de poder.
“En Suecia últimamente ha sido el tema tabú decir que existe un conflicto, y que existe esta estructura de poder entre hombres y mujeres porque nos hemos quedado con una recesión donde ambos sexos viven como en una existencia pacífica que compartimos”.
–LLH: ¿Dirías que esa existencia pacífica es una trampa?
–MS: Tal vez no tanto una trampa, más bien es como un mito. Como feminista, cada vez que haces ver que sí hay un conflicto entre los sexos la gente dice “claro que no, eso no es cierto, eso es mentir”.
“A fin de cuentas se trata de que los hombres tienen el poder, entonces cuando las mujeres llegamos y decimos que nosotras también queremos el poder, que tenemos la facultad para tener el poder, obviamente hay un conflicto.
“Hay una resistencia fuerte; si uno ve en internet, en los blogs, en los campos de comentarios, ahí es donde muchos ejercen su odio de manera muy abierta. Yo tengo la sensación de que lo que les molesta profundamente es que nosotras tomamos espacio, queremos que nos escuchen; eso es lo que les molesta.
“Creo que antes, en el sistema antiguo, un hombre siempre podía estar seguro de que por más abajo que estuviera en la jerarquía siempre iba a estar una mujer más abajo.
“Hoy no se ve así, la mujer tiene una representación muy diferente, tanto en la política como en la industria; no necesariamente es así y muchos de esos hombres pienso que se sienten extremadamente amenazados porque hay mujeres muy exitosas, porque pasan por ahí y las ven y aparentemente para varios de esos hombres es muy fácil sentarse en el internet y escribir un correo de odio o meter sus ideas en los campos de comentarios”.
Vivir bajo amenaza
–LLH: ¿Dónde queda el Estado en todo esto?
–MS: No hacen tanto; la policía apenas se está dando cuenta, ya están viendo que es un problema que sí existe gracias a que somos un grupo de feministas que hemos sacado el tema a la luz de día y lo hemos llevado a la televisión, a lo público.
“Hay que admitir que hacen un buen trabajo. Por ejemplo, en un periodo en el que yo estaba amenazada de muerte me pusieron protección especial y había policías que me acompañaban cuando daba conferencias; es un grupo especial que se llama seguridad personal.
–LLH: ¿En qué época fue amenazada?
–MS: En abril de 2012, hasta el otoño pasado. Hay una cosa muy irónica, pero el primer ministro de Suecia (Fredrik Reinfeldt) llamó la primavera pasada a una conferencia de prensa porque dos de los entrenadores de los técnicos de dos equipos importantes en Suecia habían recibido amenazas de muerte por vándalos, y él no se aguantó nada. Dijo que eso no podía ser, que era una locura total, que eso no podía pasar en una sociedad democrática.
“Eso pasa después de que nosotras durante meses habíamos llevado un debate bastante fuerte, incluso en la televisión, sobre lo que nos pasaba a nosotras que éramos varias mujeres periodistas completamente amenazadas. ¡No lo mencionó, no dijo ni una palabra!
–LLH: ¿Cómo dar un mensaje crítico sin desalentar?
–MS: Yo pienso que a toda la base del movimiento hay que ponerle leña bajo el fuego. Hay grandes diferencias entre Suecia y México, pero en el fondo ahí están las mismas razones por el odio hacia la mujer.
“Mi estrategia es hablar partiendo de la idea de que todos sabemos lo que es el feminismo y que todos somos feministas, porque hay tanta información, estadísticas que demuestra que no estamos viviendo en una sociedad justa y cómo el feminismo a final de cuentas se trata de Derechos Humanos; no vamos a estar regateando nada”.
=Lucía Lagunes*=
Twitter: @lagunes28
*Periodista y feminista, directora general de CIMAC.
Comentarios recientes