En la víspera de la VI Cumbre de las Américas, las principales instituciones financieras internacionales que actúan en la región, coincidieron en que América Latina está en condiciones de convertir esta en su década, a pesar de las vulnerabilidades externas provenientes de la crisis de endeudamiento de la Eurozona, la lenta recuperación estadounidense y la desaceleración en China.
Advirtieron que todo dependerá de la voluntad de los países para llevar a cabo las acciones que les permitan aprovechar esta oportunidad, así como resaltaron que el riesgo es mayor en las economías pequeñas de Centroamérica y El Caribe, las cuales requerirán mayores esfuerzos y apoyo.
Anunciaron que en conjunto disponen de un promedio de 35 mil millones de dólares por año para contribuir a que la región continúe por la senda del crecimiento económico sostenido con mayor inclusión social.
Tras sendos procesos de recapitalización concluidos recientemente, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) está en condiciones de aportar 12 mil millones de dólares, El Grupo Banco Mundial (GBM) unos 12 mil millones de dólares y CAF –banco de desarrollo de América Latina– 11 mil millones de dólares. Estos recursos contemplan acciones tanto a nivel del sector público como del sector privado en la región.
Con ocasión de la V Cumbre de las Américas en 2009, dichas instituciones junto a otras entidades subregionales, se comprometieron a entregar 90 mil millones de dólares en dos años para crear un muro de contención ante la gravedad de la crisis, compromiso que fue cumplido.
“En aquella ocasión lo esencial era proporcionar liquidez ante una crisis de grave magnitud, hoy la situación es diferente”—advierte Luis Alberto Moreno, Presidente del BID y agrega “América Latina superó la crisis de forma ejemplar, y está mejor preparada para enfrentar las nuevas circunstancias. Ahora se trata de enfrentar desafíos que permitan continuar por la senda del crecimiento y la equidad social a pesar de las dificultades externas”.
En efecto, en la última década 73 millones de latinoamericanos dejaron de ser pobres, la desigualdad social se redujo y el crecimiento económico se vio acelerado al influjo de los favorables términos de intercambio de las materias primas de la región.
Empero, las tres instituciones coinciden en que ahora se trata de revitalizar la agenda de crecimiento sostenido con inclusión social, a partir de generar mayor competitividad para la producción regional, atacando varios cuellos de botella, y así lograr la modernización de la infraestructura y la logística, la generación de energía sostenible, mayor inversión en innovación, mejora en la calidad de la educación y en la seguridad ciudadana, entre otros desafíos.
“Latinoamérica tiene la oportunidad de cerrar la brecha de competitividad con los países desarrollados y el este asiático”—dijo Robert B. Zoellick, Presidente del GBM, “pese al progreso observado en la mejora de la productividad del sector agrícola, la gran batalla del momento es mejorar la productividad en otras áreas, sobre todo en las que generan valor agregado, más allá de las materias primas”.
Las tres instituciones destacaron que además de los préstamos de inversión que ponen a disposición de los países, cada una presenta ventajas en algunas áreas clave para el desarrollo, lo cual les permite complementarse y unir esfuerzos. Estas comprenden no sólo la provisión de análisis y la generación de conocimiento de punta en áreas críticas, sino también asistencia técnica y diálogos Sur/Sur, Sur/Norte y similares, y novedosos instrumentos financieros (garantías, seguros contra desastres naturales, líneas de crédito, swaps, entre otros).
“El principal desafío de América Latina es construir agendas integrales con una visión de largo plazo, que incluyan en forma simultánea cuatro temas cruciales: estabilidad macroeconómica; eficiencia microeconómica; equidad social y equilibrio ambiental”, sostuvo Enrique García, Presidente Ejecutivo de CAF. Agregó, a su vez “la región debe lograr tasas de crecimiento superiores a las actuales, para lo cual es indispensable un acelerado proceso de transformación productiva, mayores niveles de inversión y una institucionalidad más sólida”.
Coincidieron, finalmente, en que la región está en condiciones de avanzar por el camino de un crecimiento “verde” que genere mejoras económicas y sociales, ya que la región presenta la matriz energética más limpia a nivel global, con solo el 11 por ciento de las emisiones de los gases de efecto invernadero que causan el cambio climático, a pesar de que sufre las consecuencias desmesuradas del mismo y que se agravan año tras año.
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