Mantener controles rigurosos sobre evaluación de riesgos que pudieran ocasionar los OGM’s, pide Francisco Bolívar Zapata

Foto: UNAM

Los organismos genéticamente modificados pueden considerarse de bajo riesgo, al ser creados por procesos de transferencia horizontal, que ocurren de manera natural. Aunque el uso de cualquier tecnología representa riesgos potenciales, en el caso de los transgénicos no existen evidencias de posibles daños a la salud humana y la biodiversidad, aseguró Francisco Bolívar Zapata, investigador emérito de la UNAM.

Los datos publicados no han motivado la cancelación y el retiro de los cultivos de este tipo que supuestamente los causan, por parte de las agencias gubernamentales responsables en diferentes países de la autorización, consumo y liberación de estos organismos.

A la fecha, aunque no existen pruebas contundentes de daño por utilizarlos o consumirlos, como cualquier tecnología, pueden tener riesgos. Por ello, la Organización de Naciones Unidas (ONU) concertó e instrumentó diferentes acuerdos, documentos y marcos jurídicos para su utilización de forma responsable.

El integrante del Instituto de Biotecnología (IBt) de esta casa de estudios, recordó que nuestro país firmó el Protocolo de Cartagena, que establece el marco para el manejo transfronterizo para comercializar estos organismos y sus productos. Con base a este compromiso fue elaborada la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados, con el objetivo de garantizar la protección de la salud humana, el medio ambiente, la diversidad biológica y la sanidad animal, vegetal y acuícola.

En la actualidad, más de 134 millones de hectáreas son ocupadas en el cultivo de plantas transgénicas, en 27 países, y los organismos genéticamente modificados y sus productos se consumen en más de 50 países, por más de 300 millones de personas, aseguró en la conferencia Ciencia Genómica, Biotecnología y Bioseguridad.

Transgénicos a debate

El galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 1991, recordó que desde hace 25 años se utilizan organismos genéticamente modificados, y los productos que de ellos se obtienen en diferentes sectores para contribuir a la solución de diversos problemas: salud, alimentos y en la recuperación de ecosistemas contaminados.

En el auditorio A de la Facultad de Química (FQ), señaló que los organismos transgénicos y sus productos, hoy autorizados y presentes en el mercado mundial, también cuentan con potencial para aligerar el impacto de la actividad agropecuaria en el medio ambiente. El maíz y la soya en esa condición se consumen en muchos países, y cada vez, aumenta el número de hectáreas que son cultivadas así, ejemplificó.

Las plantas transgénicas se cultivan de 1996 a la fecha, sin reporte de efectos nocivos a la salud humana y a la biodiversidad. Por el contrario, han permitido reducir el uso de pesticidas, lo que se ha traducido en un impacto menor al ambiente, a diferencia de lo sucedido con la aplicación de productos químicos, algunos de los cuales tienen efectos carcinógenos, explicó.

En el caso de ciertos fármacos, en los que se demuestran daños a la salud por su uso, normalmente las agencias gubernamentales responsables retiran estos medicamentos. Gracias a estos organismos tenemos en las farmacias más de un centenar de nuevos productos biológicos, como la insulina y el interferón; vacunas para la prevención y el tratamiento de enfermedades, y diferentes problemáticas clínicas.

En la industria alimenticia se utilizan enzimas de origen transgénico en la producción de queso, jugos, huevo, aceite, cerveza, pan, vino, entre otros.

Evidencia científica

El ex integrante de la Junta de Gobierno de esta casa de estudios destacó que la Academia Mexicana de las Ciencias (AMC) publicó el libro Por un uso responsable de los organismos genéticamente modificados, para informar adecuadamente cuáles son las formas en que éstos se construyen, sus ventajas y posibles riesgos.

Presenta un conjunto de evidencias que sustentan científicamente la premisa de que estos organismos son creados a partir de procesos similares a los que ocurren en la naturaleza. En total, contiene más de 250 referencias que sustentan los diversos argumentos acerca de su bajo riesgo.

Por un uso responsable de los organismos genéticamente modificados