El Banco Mundial presentó un informe sobre las Perspectivas Globales de Crecimiento.
En el caso latinoamericano el organismo internacional destaca que después de una fuerte recuperación de la crisis financiera mundial de 2009, la actividad económica de América Latina y el Caribe vuelve a enfrentar dificultades, tanto externas como nacionales.
Para México es una buena noticia la recuperación gradual de Estados Unidos, y esto puede ayudar a recuperar remesas y turismo.
Empero, la sombra de la inestabilidad sobrevuela a la región.
«El crecimiento general de la región se redujo a 4,3% en 2011, luego de haber tenido un repunte notable después de la crisis de 2010 y llegar a 6,1%. Brasil, la principal economía de la región, redujo fuertemente su expansión económica, de 7,5% en 2010 a 2,7% en 2011, debido a la contracción en la demanda interna, las inversiones y el consumo privado. En el Caribe, la sostenida recuperación del turismo, si bien a tasas moderadas, y el significativo aumento de la actividad en los sectores mineros y extractivos ayudaron a mantener el desarrollo».
El Banco Mundial reportó que el crecimiento en Centroamérica, sin incluir a México, aumentó de manera marginal.
«Esto se debe, en parte, al destacado desarrollo en Panamá como resultado de la expansión del Canal, la construcción del ferrocarril metropolitano y el fuerte consumo privado. No obstante, la creciente inquietud por el empeoramiento de la situación en la zona del euro durante mayo ha generado un deterioro generalizado en las percepciones del mercado.
«Por otra parte, el incremento en las tensiones financieras aumentó el precio del riesgo, incidió en la depreciación de la mayoría de las divisas en relación con el dólar estadounidense y causó una abrupta caída en los precios de los productos básicos y los índices de los mercados bursátiles».
La situación contrasta con la que se dio a comienzos de 2012, cuando el mayor optimismo en los países europeos de ingreso alto produjo una fuerte recuperación en los flujos de capital, los mercados de valores y las monedas regionales, de acuerdo con el informe.
Perspectivas: De acuerdo con el Banco Mundial, las perspectivas a corto plazo para América Latina y el Caribe se ven ensombrecidas por la fragilidad e incertidumbre del entorno externo, los altos precios del petróleo y las restricciones en la capacidad de algunas economías. Debido al resurgimiento de las tensiones en los países de ingreso alto, la región nuevamente se enfrenta perspectivas adversas causadas por la abrupta caída en los precios de los productos básicos y el debilitamiento de los flujos de capital. Por consiguiente, se espera que el crecimiento se desacelere a 3,5% en 2012 antes de afirmarse marginalmente en torno al 4,1% en 2013 y 4% en 2014.
En Brasil, se proyecta un crecimiento de 2,9% en 2012 y un repunte a 4,2% en 2013 y 3,9% en 2014, gracias al apoyo de políticas más expansivas y el aumento en las inversiones previo al Campeonato Mundial de Fútbol. Para Argentina, en tanto, se espera una de las desaceleraciones más agudas de la región, con proyecciones para el PIB de 2,2% en 2012 (8,9% en 2011) y por debajo del 4% en el período 2013-14. Por su parte, se prevé que el crecimiento en el Caribe se consolide en 4% en 2014, en parte debido a mejoras en los mercados laborales de Estados Unidos.
La esperada recuperación gradual de Estados Unidos es una buena noticia para México, Costa Rica, El Salvador y Haití, todos países con fuerte vínculos industriales con la economía más grande del mundo, que además estimulará las remesas y el turismo hacia América Central y el Caribe.
Riesgos y vulnerabilidades: Los riesgos que enfrenta la región en materia de crecimiento apuntan a un deterioro de la situación. Los enormes déficits fiscales y la deuda pública de los países de ingreso alto, además de políticas monetarias muy acomodaticias, sugieren que los flujos de capital seguirán siendo volátiles en los próximos años y complicarán aún más el ajuste de las políticas macroeconómicas.
Zona del euro. El empeoramiento de las condiciones en la zona del euro es uno de los principales riesgos que enfrentan las economías de América Latina y el Caribe. En ese escenario, la demanda mundial podría contraerse abruptamente y afectar negativamente los precios de los productos básicos, las remesas, el turismo, las finanzas y la percepción de consumidores y empresas. Una posible consecuencia sería la contracción del producto regional hasta cerca de 4% en relación con la línea de referencia. Los países con menos protecciones macroeconómicas podrían ser particularmente vulnerables a un agudo debilitamiento de la demanda mundial.
Mirar hacia el Este. Al depender cada vez más de las exportaciones hacia Asia oriental, sobre todo a China, una desaceleración demasiado brusca en esos países podría tener graves consecuencias para el crecimiento de las exportaciones en la región, particularmente en América del Sur.
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