En México, aún no puede ser catalogada como adecuada o aceptable la calidad de la vivienda, ya que hay deficiencias en términos de materiales, servicios e incluso de espacio o de casas nuevas, señaló el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados.
Agregó que la actual política habitacional ha concentrado sus acciones en la asignación de créditos para la adquisición de vivienda nueva o usada, y muy poco hacia programas de mejoramiento y extensión.
En el documento “Propuesta metodológica para calcular las acciones de política habitacional que se requieren en México”, el CESOP detalló que entre 2000 y 2010 más de 90 por ciento de los créditos fueron orientados a nuevas viviendas, cuando el 94 por ciento de las acciones requeridas se relacionan con el mejoramiento de las ya existentes.
Refirió que sólo 3.5 por ciento de las acciones requeridas se refieren a casas nuevas por la demanda a causa de los hogares hacinados (comparten la vivienda con otros hogares), y 2.5 por ciento por reemplazo, es decir, que ya cuentan con una edificación, pero de muy mala calidad en un terreno propio.
Mencionó que en México más de la mitad de las viviendas se pueden considerar de una calidad adecuada o buena; 24 por ciento tiene alguna carencia; 17 por ciento presenta más de una insuficiencia en las dimensiones de construcción, instalaciones, servicios y disposición del espacio en la unidad doméstica, y 7 por ciento sufre condiciones inadecuadas en todos sus servicios.
El CESOP resaltó en el documento publicado en su Revista Legislativa de Estudios Sociales y de Opinión Pública. Vol. 4 núm. 7 enero-junio, que las características de las viviendas en México muestran que en general existe un parque habitacional que es perfectamente habitable y recuperable mediante diversas acciones.
Agregó que hay una gran demanda insatisfecha, tanto de vivienda nueva como de reparación y restauración de la ya deteriorada, así como incertidumbre respecto de los daños que dejarían los desastres naturales provocados por el cambio climático.
Por ello, subrayó, se requieren políticas que permitan prevenir y enfrentar las problemáticas derivadas de esta nueva realidad habitacional.
También se debe insistir en la recuperación de la vivienda ya existente y no en la construcción de nuevas unidades que, por la carencia de servicios y de una ubicación adecuada, corran el riesgo de ser abandonadas en el mediano plazo.
En el documento, Gabriela Ponce Sernicharo, colaboradora del CESOP precisó que en todos los estados más de 90 por ciento de las acciones que hacen falta son de mejoramiento y ampliación, con excepción de Nuevo León, que muestra un porcentaje –un poco menor– de 84 por ciento en este tipo de ejercicio.
Las entidades que registran más requerimientos de viviendas nuevas debido a hogares hacinados son: Nuevo León, Guanajuato, Querétaro, Michoacán, Jalisco, Distrito Federal, Colima y San Luis Potosí.
Las que requieren proporcionalmente más acciones de reemplazo por la mala calidad y antigüedad del parque habitacional son: Guerrero, Durango, San Luis Potosí, Yucatán, Campeche y Sonora, refirió.
Puntualizó que los estados que registran las mejores condiciones fueron Nuevo León, Distrito Federal, Sinaloa, Jalisco y Tamaulipas, y la peor calidad la presentaron Guerrero, Chiapas, Oaxaca, Tabasco, Veracruz y Puebla.
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