El Fondo Monetario Internacional publicó el pasado mes de abril el Global Financial Stability Report en el cual señala que el deterioro en la seguridad percibida de la deuda soberana incrementa las dudas acerca de la capacidad de los soberanos a actuar como proveedores de activos fijos. Proyecciones del FMI indican que el total de la deuda pública de las economías desarrolladas se elevará a $58 billones de dólares en 2016, un aumento del 38% en 5 años.
Asimismo, indica que una parte importante de las reformas a realizar es vincular la edad de retiro a los avances en longevidad.
La Comisión Federal de Mejora Regulatoria realizó un análisis a dicho reporte, mismo que a continuación publicamos.
Activos Seguros
En todos los mercados la crisis financiera y las crecientes preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda soberana han reforzado la idea de que ningún activo puede ser considerado como verdaderamente seguro. Las recientes rebajas en las calificaciones de activos soberanos, antes considerados prácticamente libres de riesgo, han reafirmado que incluso los activos de alta calificación están sujetos a riesgo. La idea de seguridad absoluta, implícita en las altas calificaciones de las agencias calificadoras crediticias e incluida en las regulaciones prudenciales y en los mandatos institucionales por parte de los inversionistas, pueden crear una falsa sensación de seguridad, y así lo hizo antes de la crisis.
Características de los activos seguros
Es importante reconocer que no existen activos libres de riesgo que ofrezcan seguridad absoluta. En teoría, los activos seguros otorgan pagos reales idénticos en cada estado del mundo. En la práctica, el riesgo al que están sujetos los activos se debería ver reflejado en los precios de estos, y cualquier idea errónea acerca de la absoluta seguridad de los activos, podría llevar a la concentración del riesgo. La crisis global financiera pidió mayor diferenciación en la determinación de precios de los activos seguros, desde un punto de vista de seguridad relativa. La seguridad relativa explica la posible sustitución respecto a activos más riesgoso en la deuda de economías que se percibe que tienen fundamentos más sólidos.
Los activos seguros deben contar con las siguientes características: bajos riesgos crediticios y de mercado; alta liquidez en el mercado; riesgos limitados de inflación; bajo riesgo de tipo de cambio; y limitados riesgos idiosincráticos. Es importante mencionar que los inversores evalúan de manera diferente cada uno de estos criterios, dependiendo principalmente de que están sujetos a sus principales pagos como puede ser la inflación.
Cambios en la Percepción de los Activos Seguros
La crisis mundial financiera fue precedida por una considerable sobrevaloración, y, por lo tanto, de una manipulación de la seguridad. Las altas calificaciones crediticias se aplicaban de manera continua y no se diferenciaba lo suficiente entre activos con diferentes cualidades inherentes. Adicionalmente, los instrumentos de deuda soberana de economías avanzadas tenían una exposición homogénea a factores agregados de riesgo, lo que sugiere que los precios de mercado no incluían información suficiente para diferenciar los riesgos subyacentes en países con fundamentos más débiles. Después de la crisis, comenzó a incrementar el proceso de diferenciación; la volatilidad de los retornos de la deuda confirma la diferenciación entre instrumentos de deuda riesgosos y seguros. En Estados Unidos y Japón la deuda se convirtió a ser menos volátil, sugiriendo que la percepción de seguridad de los inversores aumentó.
Los activos seguros funcionan como garantía de alta calidad para muchas de las transacciones, son parte fundamental de las regulaciones prudenciales, así como actúan continuamente como puntos de referencia de rendimiento, y han constituido parte de las operaciones de liquidez de los bancos centrales en respuesta de la crisis.
Construcción de portafolios
Los activos seguros son una fuente de ingresos estable y son necesarios para la preservación de capital en la construcción de carteras. Los bancos cuentan con incentivos intrínsecos, como los desajustes en los vencimientos, para mantener activos seguros con el fin de administrar riesgos de liquidez y solvencia. De la misma manera, en tiempos difíciles, los bancos pueden incrementar temporalmente la asignación de estos recursos. El papel que juegan los bancos es sumamente importante, pues son los mayores tenedores de activos seguros en forma de títulos públicos.
Los administradores de la reserva oficial usan este tipo de activos en la asignación de cartera, dando prioridad a la seguridad, liquidez, y rendimientos. Desde su perspectiva, liquidez y bajo riesgo crediticio y de mercado son aspectos clave de un activo seguro, pues los activos necesitan estar disponibles para venta. La reciente demanda de estos activos por parte de los administradores de la reserva se ha vinculado a la considerable acumulación de las reservas mundiales de divisas.
Por otra parte, el patrón de asignación de activos soberanos seguros por parte de los Fondos Soberanos es muy heterogéneo. La demanda por estos activos depende del tipo de fondo: si son Fondos de Estabilización se tienen asignaciones conservadoras enfocadas en los activos soberanos de alta calidad, mientras que si son Fondos de Reserva de Pensiones, tienen una demanda muy limitada por los activos seguros. Por último, las compañías de seguro y los fondos de pensiones complementan sus activos riesgosos con asignaciones de activos seguros.
Los activos seguros juegan un papel crucial como colateral líquido de alta calidad. Su uso como garantía se extiende a los mercados “repo” privados y del banco central, así como a los mercados de derivados.
La alta demanda por activos seguros se vio influenciada en el pasado por el tratamiento de acomodación de los bonos gubernamentales en las regulaciones prudenciales, entre las que se encuentran: requerimientos de capital y requerimientos de liquidez. Incluso en la actualidad, los tratamientos favorables de capital no reflejan adecuadamente los riesgos económicos subyacentes y puede conducir a asignaciones más altas de la deuda soberana que lo garantizado.
El Papel de la Demanda de Bancos Centrales por Activos Seguros
Algunos bancos centrales de economías avanzadas han influido en los mercados de activos seguros a través de compras masivas de deuda pública. En particular, la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra han recurrido a las compras de este tipo en el contexto de la crisis para impulsar el sistema de liquidez y estimular la actividad económica mediante la reducción de la tasa de interés de largo plazo. Estas políticas han contribuido a una disminución sustancial en los rendimientos de los títulos gubernamentales. Sin embargo, han tenido éxito en la compresión de los rendimientos y en mejorar la liquidez del mercado en ciertos títulos no gubernamentales, mejorando así el aspecto de la seguridad percibida. La importante presencia de los bancos centrales en los títulos gubernamentales de largo plazo podría limitar el margen de maniobra política, lo que podría llevar a una pérdida en la seguridad de los activos en términos reales.
Valores de Referencia
Los activos seguros juegan un papel importante como referencia tanto para juzgar el desempeño relativo y para asignar los precios de otros activos. Sirven como parte integral de los mandatos de algunas pensiones, de fondos de inversión y fondos soberanos de la deuda a nivel mundial; como referencia para determinar los precios, cobertura, y la valoración de un amplio número de activos de riesgo; y como indicadores de condiciones monetarias y financieras.
La Oferta de Activos Seguros
La demanda de activos seguros está sujeta a considerables presiones a la alza. Tradicionalmente, la emisión de deuda por parte de las economías soberanas ha representado una fuente clave de activos seguros en los mercados financieros globales. El reciente deterioro de los perfiles fiscales de estas economías ha causado la disminución de la oferta de deuda soberana percibida como segura. El incremento del endeudamiento público, después de la crisis financiera global, ha causado dudas acerca de la sostenibilidad de la deuda en las economías avanzadas. Al finalizar el año 2007, 68% de las economías desarrolladas contaban con una calificación AAA, mientras que para finales de enero 2012, la cifra cayó a 52%. Esto representa $15 billones de dólares de deuda soberana a nivel global finalizando junio.
El deterioro en la seguridad percibida de la deuda soberana incrementa las dudas acerca de la capacidad de los soberanos a actuar como proveedores de activos fijos. Proyecciones del FMI indican que el total de la deuda pública de las economías desarrolladas se elevará a $58 billones de dólares en 2016, un aumento del 38% en 5 años.
Oferta del Sector Privado y de los Bancos Centrales
La producción de activos seguros por el sector privado es una fuente importante de suministro y no se debe obstaculizar si no es necesario. Este sector puede crear este tipo de activos a través de combinaciones de los instrumentos intrínsecamente riesgosos y las estrategias de cobertura. Las restricciones a las ventas y obstáculos a la utilización de contratos CDS, inhiben la creación de activos sintéticos seguros. La creación de estos activos deberá ser monitoreada muy de cerca para evitar efectos negativos como una disminución de su calidad.
Como respuesta a la crisis global financiera, los mayores bancos centrales tomaron el papel de proporcionar activos seguros, al igual que realizaban la compra directa o indirecta de títulos que habían perdido liquidez, una característica principal de la seguridad. Así, estos organismos asumían los riesgos crediticios. Como resultado de estas operaciones causadas por la crisis, el incremento en los balances de reserva de los bancos centrales fue sumamente pronunciado, en particular para la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra y el Banco Central Europeo.
El impacto financiero del riesgo de longevidad
A pesar de los avances que se han registrado con respecto a la longevidad, lo que incrementa la vida productiva y el bienestar de millones de individuos, también representa costos potenciales cuando llegan a la jubilación. Las amenazas a la estabilidad financiera del riesgo de longevidad derivan de amenazas a la sostenibilidad fiscal como resultado de la larga exposición del gobierno a la longevidad que podría incrementar la proporción de deuda en algunos países. También se encuentran las posibles amenazas a la solvencia de instituciones privadas y corporativas expuestas al riesgo de longevidad.
Gran parte del riesgo asumido por los gobiernos es a través de los planes de pensiones, planes de seguridad social, y la amenaza de que los planes privados de pensiones tengan recursos insuficientes para las largas jubilaciones. Ante el riesgo de la longevidad, 3 medidas que se deben tomar son: i) el reconocimiento de la exposición del gobierno a la longevidad; ii) el riesgo compartido entre el gobierno, proveedores de pensiones privadas, e individuos; y iii) la transferencia del riesgo de longevidad en mercados de capital a aquellos que puedan enfrentarlo de mejor manera. Una parte importante de las reformas a realizar es vincular la edad de retiro a los avances en longevidad.
El riesgo de longevidad es el riesgo de que la esperanza de vida de la población exceda las expectativas. Hasta ahora, los pronósticos han subestimado el periodo de vida de las personas, en parte porque se cree que las mejoras en longevidad se reducirán en un futuro, hecho que no es observado, debido a los avances médicos. Los elevados costos del envejecimiento que ya enfrentan la sociedad proporcionan un punto de partida para evaluar la magnitud del riesgo. La medida más común del envejecimiento es la relación entre la población de 65 años con la población de 15 a 64. Para el periodo 2010-50 se espera que el ratio incremente de 24 a 48% en las economías desarrolladas y de 13 a 33% en economías emergentes. Para medir la carga financiera de una sociedad envejecida es estimar el costo de proveer a todas las personas con 65 años o más con un ingreso promedio necesario para mantener el nivel de vida antes de la jubilación. A este ingreso se le denomina “tasa de reemplazo”, la cual puede estar entre 60 y 80%. Con una tasa de reemplazo, se espera que los costos anuales aumenten de 5.3 a 11.1% del PIB en las economías desarrolladas y desde 2.3% a 5.9% del PIB, en economías emergentes.
La longevidad también representa un riesgo para las instituciones financieras, pues para las compañías de seguros, la longevidad podría llevar a pérdidas en sus contratos anuales existentes, llevando a aumentos regulatorios en las reservas para dichos contratos. En la medida en que las compañías de seguros y fondos de pensión se interconecten con otras instituciones financieras, las consecuencias financieras de un choque en longevidad se podrían propagar a través del sistema financiero. Los planes de pensiones y otros proveedores de ingresos de retiro se enfrentar con mayores incrementos de los pasivos, debido a que las bajas tasas de interés exacerban el impacto financiero del riesgo de longevidad.
Las bajas tasas de interés afectan a los planes de pensiones a través de dos caminos: incrementando sus pasivos y al exponerlos a un mayor riesgo de longevidad. Dados los altos riesgos que la longevidad conlleva, estos deben ser manejados por diferentes sectores de la economía como el sector privado y el sector público. Actualmente, la mayor parte del riesgo lo enfrentan los proveedores de pensiones y los gobiernos. Los primeros ya están tomando medidas para transferir parte del riesgo a los individuos, y las regulaciones nacionales en cuanto a la flexibilidad de los planes. Los proveedores de pensiones privadas y públicas deberían contar con diferentes formas de lidiar con el déficit financiero como consecuencia de un aumento inesperado en la longevidad y compartir la carga financiera, incluido el incremento de la edad de retiro, incrementar las primas de pensiones, y la reducción de pensiones.
Un mayor intercambio de riesgo de la longevidad podría lograrse mediante la transferencia de riesgo a través del mercado a los más capaces de lidiar con sus consecuencias financieras adversas. Es decir, el riesgo se transferirá de los individuos, gobiernos, y de los proveedores privados de ingreso de retiro a aseguradoras, participantes del mercado de capital, y compañías privadas que se podrían beneficiar de incrementos inesperados en la longevidad. Contratos bilaterales y bonos de longevidad representan dos instrumentos principales a través de los cuales el riesgo de la longevidad puede ser transferido.
En relación con lo dicho anteriormente, el gobierno deberá tener las posibilidades de facilitar al sector privado el desarrollo de un mercado eficiente para la transferencia de dicho riesgo. El gobierno podrá promocionar este mercado a través de proporcionar más información detallada de la longevidad, mejorar la regulación y supervisión y la mejora de la educación de los participantes del gobierno.
Las recomendaciones en Política del Fondo Monetario Internacional son:
• El reconocimiento por parte del gobierno de la existencia del riesgo de longevidad en sus hojas de balance como pasivos contingentes y asegurarse de que no ponga en peligro la sostenibilidad de las finanzas públicas.
• Compartir el riesgo entre empresas, gobierno, e individuos ayudará a aliviar las presiones sobre cualquier sector.
• El pleno reconocimiento y la mitigación efectiva del riesgo de longevidad requieren mejoras en la disponibilidad de datos y la transparencia.
• Mejorar la regulación y supervisión de las instituciones expuestas a riesgo de longevidad.
Diario Jurídico México comparte el Global Financial Stability Report.
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