Presenta Cepal “Panorama Social de América Latina”

Foto: Cepal

La Comisión Económica para América Latina (Cepal) emitió el “Panorama Social de América Latina”, mismo que presenta cifras actualizadas a 2011 sobre pobreza e indigencia en la región. En particular, se destaca que ambas han continuado disminuyendo a nivel regional, ubicando las tasas actuales en los mínimos niveles en los últimos tres decenios. Asimismo, se observa que la pobreza se ha reducido en la mayoría de los países de la región, mientras que el incremento del ingreso entre los pobres se ha debido a un aumento en los ingresos laborales.

Al mismo tiempo, se analizan los avances recientes en la lucha contra la desigualdad distributiva, destacando, que si bien se ha presenciado un progreso hacia una menor concentración del ingreso, los niveles de desigualdad continúan entre los más altos del mundo. De tal forma que se hace necesario el llevar a la práctica estrategias que tomen en cuenta el malestar ciudadano respecto a cómo funcionan las instituciones aludidas y  la forma en la que se distribuyen los bienes económicos, sociales y políticos para abogar por un pacto social hacia una mayor igualdad.

Los resultados del Panorama Social de América Latina ponen en evidencia la necesidad de avanzar de manera coordinada y consensuada para homologar criterios que permitan elaborar diagnósticos exhaustivos, que provean mayor unidad en la mirada regional y mayores posibilidades de lograr una visión dinámica que presente los cambios a lo largo del tiempo.

En términos de valores y políticas, existe consenso en la comunidad internacional respecto de un enfoque de derechos, en cuyo marco el cuidado de las personas con discapacidades debe regirse por el valor ético de la autonomía. Se busca, dentro de esas realidades, una relación de cuidado que potencie al máximo la capacidad de las personas para decidir sobre sus proyectos de vida, llevar una vida con el máximo de libertad posible, y poder ser visibles y audibles tanto en sus condiciones, como en sus demandas de buen trato.

Pobreza: avances recientes y estructura principal

Durante el año 2011, el PIB de América Latina creció 4.3%, lo que supuso una expansión del 3.2% PIB per cápita. Así, esta situación consolida la recuperación regional tras una caída registrada en 2009 de 3.0%. Aunado a este panorama, la tasa de desempleo se redujo de 7.3% a 6.7% respecto 2010, alcanzando las cifras más bajas desde mediados de la década de 1990. A su vez, los ingresos reales del trabajo se han visto favorecidos por las bajas tasas de inflación en la mayoría de los países; el promedio de la región alcanzó 6.9%, 0.4 puntos porcentuales por arriba de lo registrado en 2010.

Bajo este contexto, la pobreza se situó en 29.4%, lo que incluye 11.5% de personas en condiciones de pobreza extrema o indigencia, y representando una caída de 1.6% y 0.6% frente al 2010 en la tasa de pobreza e indigencia, respectivamente. De esta manera se han alcanzado los niveles más bajos en las últimas décadas. De acuerdo con lo estimado, América Latina y el Caribe ha seguido una tendencia de crecimiento positiva en 2012, aunque se espera que alcance una tasa de crecimiento promedio anual de 3.2%, cifra que significa 1.1% inferior a 2011. A su vez, las proyecciones de crecimiento muestran que se espera que la tasa de pobreza disminuya al menos medio punto porcentual, mientras que se espera que la tasa de indigencia se mantenga igual que 2011.

En 2011, siete países exhibieron caídas en sus tasas de pobreza: Paraguay en 5.2 puntos porcentuales, Ecuador 3.7 puntos, Perú 3.5, Colombia 3.1, Argentina 2.9, Brasil 2.0 entre 2009 y 2011 y Uruguay 1.9. En contraste, Venezuela registró un incremento de sus tasas de pobreza e indigencia en 1.7 y 1.0 puntos porcentuales, respectivamente. Por su parte, de acuerdo con datos de 2010, México está entre los diez países con menos niveles de pobreza extrema,  aunque arriba de países como Chile, Argentina y Uruguay. Por otro lado, frente al año 2002, la pobreza  registrada durante el 2010  disminuyó en 7.86%, mientras que ha tenido un aumento en la indigencia de 5.5% respecto al mismo periodo.

En cuanto a las distintas fuentes de ingreso que tiene los hogares, el ingreso laboral fue el factor más determinante para explicar la variación de los ingresos en los hogares pobres.

En los siete países cuyos niveles de pobreza disminuyeron notablemente, los ingresos laborales explicaron la mayor variación del aumento del ingreso per cápita total, mientras que las transferencias tanto públicas como privadas contribuyeron en menor medida a la reducción de la pobreza.

Respecto con la estructura del sector productivo, el 43% de pobres en situación de indigencia trabajan por cuenta propia y menos del 31%  lo hace como empleado. En cambio, en los demás grupos, la categoría predominante es la de empleado, que corresponde a 50% de los pobres no indigentes, 57% de los vulnerables y 64% de los no vulnerables, señalando que el empleo asalariado no protege a las personas de los riesgos en caer en la pobreza.

Respecto al acceso a servicios básicos, mientras que el acceso a la electricidad y al agua potable es más generalizado, la infraestructura sanitaria es el servicio más escaso, pues solo tiene acceso a ella 47% de la población indigente y 61% de la población pobre. Al respecto, cabe destacar que los servicios a electricidad, agua y sistemas sanitarios aumentaron 6,7 y 9 puntos porcentuales, respectivamente en la última década.

Por otra parte, aunque la incidencia de la pobreza ha disminuido 14% en la última década, el perfil de las personas pobres es similar al observado a finales de la década de 1990. La excepción a lo anterior se observa en el porcentaje de personas que viven en hogares encabezados por mujeres, el cual, de 1999 a 2011, pasó de 18% a 28% dentro de los hogares indigentes. En los hogares pobres la cifra pasó de 19% a 28%.

En paralelo, el aumento de la edad promedio de la población ha modificado el perfil y el tamaño de los hogares pobres. De esta forma, la proporción de indigentes menores de 17 años  cayó  5 puntos porcentuales a 51% en 2011 respecto 1999, mientras que la proporción de indigentes mayores a 50 años aumentó de 9% en 1999 a 12% en 2011.

Finalmente, el porcentaje de pobres que sabe leer y escribir aumentó del 82% al 85%, la asistencia escolar de los niños de 6 a 15 años aumentó de 90% a 94%, la proporción de jóvenes con primaria completa aumentó de 79% a 88% y la de quienes cuentan con secundaria completa pasó del 19% al 33%.

Foto: CEPAL

Desigualdad distributiva y desconfianza y desconfianza ciudadana

Avances recientes en la disminución de la desigualdad distributiva

Uno de los grandes desafíos de la región es la reducción de la desigualdad distributiva del ingreso. En la mayoría de los países se observa que un pequeño sector de la población acumula una gran proporción de todos los ingresos generados, mientras que los más pobres sólo alcanzan a recibir una mínima proporción. En promedio, la región muestra que el 10% más rico recibe el 32% de los ingresos totales, mientras que el 40% más pobre recibe el 15%. Países con cifras más optimistas como México, Argentina y Ecuador registran valores de 30% de los ingresos para los más ricos y 17% para los más pobres, mientras que en países como Uruguay y Venezuela las proporciones van del 20 al 23% en ambos extremos.  Por otro lado, Brasil, Chile y Colombia se acercan al 40% de los ingresos para los más ricos y entre 11% y 15% para los más pobres.

No obstante, en la última década, el nivel de concentración del ingreso ha disminuido; tendencia que caracteriza al proceso de desarrollo de América Latina. Por un lado, de 17 países considerados, el índice de Gini se redujo al menos 1% anual en nueve de ellos desde 2002 a la fecha. Los cambios más significativos fueron de Argentina, Bolivia, Nicaragua y Venezuela, con tasas de reducción superiores al 2% anual.

Como se mencionó anteriormente, los ingresos laborales constituyen la fuente de ingresos más importante de los hogares. Asimismo, la mayor parte de la desigualdad del ingreso está determinada por la desigualdad de la distribución de los ingresos laborales. Por ello, los cambios en la distribución del ingreso de los ocupados ejercieron una importante influencia en cómo se concentra el ingreso total per cápita.

Por último, la relación entre la edad media de los ocupados de la región y su nivel de ingreso es positiva, al igual que el nivel de ingreso y el nivel de estudio. El análisis de los puestos de trabajo muestra que los asalariados y los empleadores van ganando peso relativo a medida que aumenta el ingreso laboral, mientras que va disminuyendo el de los trabajadores por cuenta propia, el servicio doméstico y los trabajadores familiares no remunerados. De la misma manera, se observa una persistente reducción del porcentaje de ocupados no calificados en la estructura de quintiles, a la vez que ocurre lo contrario para aquellos que realizan actividades profesionales.

Desconfianza ciudadana: Evolución reciente y factores asociados

A pesar de los avances logrados en la última década, los países de América Latina aún cuentan con altos niveles de desigualdad, acompañados por una acentuada desconfianza a las instituciones.  De esta manera, las percepciones de los latinoamericanos sobre la justicia distributiva en sus países continúan siendo negativas. En 2011, el 79% de la población regional opinaba que la distribución del ingreso en su país era muy injusta o injusta; sin embargo, entre 2002 y 2007 las percepciones mejoraron.

En particular, la desconfianza en las instituciones políticas y del Estado aumentó entre 1997 y 2003, se redujo significativamente entre 2003 y 2004 y presentó una disminución menos pronunciada entre 2004 y 2006. En 2011, seis de cada diez latinoamericanos confiaban poco o nada en las instituciones políticas y del Estado, lo cual es un valor muy alto.  Además, la percepción de injusticia distributiva y la desconfianza en el poder legislativo, el poder judicial y los partidos políticos se asociaron a lo largo del período 1997-2011. Países como México y Colombia mostraron valores intermedios en las percepciones, mientras que Argentina, Guatemala y Perú manifestaron niveles muy altos de percepción de injusticia en la distribución del ingreso y de desconfianza en las instituciones. Asimismo, entre 1997 y 2010, tanto la percepción de injusticia distributiva como la desconfianza en las instituciones aludidas se asociaron con el coeficiente de Gini.

En suma, a pesar de algunas tendencias positivas observadas en los períodos 2002/2003 y 2006/2007, la desconfianza en las instituciones consideradas y las percepciones de injusticia exhibían en 2011 valores todavía altos. Aun más, la fuerte correlación entre la desconfianza en estas instituciones y las percepciones de injusticia distributiva a lo largo del período 1997-2011 sugiere la persistencia de un profundo malestar ciudadano con la forma en que funcionan las instituciones y se distribuyen los bienes económicos, sociales y políticos en los países.

Diario Jurídico México comparte el documento con el resumen completo.

Panorama Social de América Latina