Los pueblos indígenas de América Latina y el Caribe viven en condiciones de miseria y exclusión, por ello un grupo de mujeres exigió a los Estados que se esfuercen para construir sociedades democráticas y pluriculturales sin inequidades étnicas, con desarrollo, y donde se reconozcan las cosmovisiones de los pueblos de la región.
Este fue el planteamiento de Myrna Cunningham, presidenta del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas; Isabel Ortega, viceministra de Justicia Indígena Originario Campesina de Bolivia; Lourdes Xitumul, directora de la Unidad de Salud de los Pueblos Indígenas de Guatemala, y Tarcila Rivera, dirigente indígena de Perú.
Al participar en la Primera Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo de la región, que se realiza del 12 al 15 de agosto en la capital uruguaya, las activistas coincidieron en que subsisten prácticas de discriminación y menosprecio hacia los pueblos indígenas y la población afrodescendiente.
Cunningham señaló que los pueblos indígenas deben estar en todos los temas de la agenda post 2014, toda vez que ellos también son mujeres, jóvenes, migrantes y discapacitados, y por tanto son parte de los grandes grupos de la población.
Dijo que a casi 20 años de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo (CIPD), realizada en El Cairo en 1994, hay buenas lecciones para los pueblos indígenas; por ejemplo, las casas maternas, los diplomados para capacitar a las mujeres indígenas, la educación sobre salud sexual y reproductiva, los servicios de salud intercultural, entre otros avances.
Sin embargo precisó que persisten brechas, porque no todas las personas logran culminar la educación y hay mujeres que aún no controlan su fecundidad, por ello coincidió en que, como se ha expresado, la nueva agenda de desarrollo debe tener como eje la igualdad pero también los derechos indígenas.
Isabel Ortega mencionó que es necesario reconocer los aportes de los pueblos indígenas como la justicia originaria y campesina, que tienen una fuerte carga de responsabilidad social y de deber hacia las comunidades.
Otros temas a atender, según Lourdes Xitumul, es la salud alimentaria, ya que en los pueblos indígenas aún se ven severos casos de desnutrición crónica y aguda, que aunado a la pobreza, generan un estado de vulnerabilidad difícil de erradicar.
En tanto, Tarcila Rivera, coordinadora del Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas, sostuvo que los pueblos originarios aspiran a tener derechos, no sólo a la salud, también el derecho al territorio que para las y los indígenas significa la vida espiritual, el lugar donde pueden proyectar la felicidad.
A decir de esta defensora de las comunidades, hace 20 años no estaban en el escenario como nuevos actores, no estaban exigiendo nuevos derechos, pero hoy se consideran parte de la agenda pendiente, como personas que deben ser tomadas en cuenta a la hora de la distribución de los recursos económicos.
Rivera dijo que también deben ser tomadas en cuenta en las políticas educativas, de salud y en la participación política. “Somos agenda pendiente en esos reconocimientos que tiene que ver con la erradicación de la discriminación”, dijo porque para ella este es el momento de incidir para erradicar la ideología racista.
Por su parte, otro grupo de jóvenes indígenas se sumó al llamado contra la discriminación por etnia y raza al señalar que los acuerdos que salgan de esta reunión deben servir para que cada país adopte medidas para proteger a los diferentes pueblos, garantizar sus derechos, y salvaguardar su territorio y su patrimonio natural.
Dalí Ángel, indígena zapoteca de Oaxaca, México, y Luz Marina López, indígena misquita de Nicaragua, ambas integrantes de la Alianza de Jóvenes Indígenas de Centroamérica y México, explicaron que las jóvenes también tienen una demanda específica de inclusión.
Dalí Ángel reconoció que la mayoría de la juventud indígena no conoce la Plataforma de Acción de El Cairo, pero eso no quita que no estén interesados en ser integrados a estos planteamientos de carácter internacional.
La joven activista confió en que en el documento final de la Conferencia se reconozca el derecho de los pueblos indígenas a sus prácticas tradicionales de salud, y a la remuneración económica de las parteras.
Por su parte, Luz Marina López afirmó que también se espera el reconocimiento a la educación intercultural desde la visión de las comunidades indígenas, es decir que los países entiendan que los pueblos nativos tienen derecho, por ejemplo, a recibir educación desde sus lenguas indígenas y no en español.
Otro ejemplo que citaron Ángel y López fue que se considere que la juventud indígena tiene derecho a un empleo, pero que este no debe ser un trabajo profesional, toda vez que en los pueblos lo que importa son actividades como la pesca, la elaboración de artesanías o tortillas, y la cosecha de alimentos.
Con todo esto, aún se espera que el acuerdo final contenga parte de estas recomendaciones. Cabe mencionar que la propuesta de agenda de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ya hace mención de algunos de estos puntos.
=AGM=
(CIMAC)
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