Apenas 30 por ciento de latinoamericanas accede a un empleo

Foto: Milenio

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Pese a representar más de la mitad de la población en edad de trabajar, el 70 por ciento de las mujeres en América Latina (AL) y el Caribe están fuera del mercado laboral, lo que las expone a caer “bruscamente” en la pobreza.

Esta semana la Organización Internacional de Trabajo (OIT), ONU-Mujeres y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) presentaron el informe regional “Trabajo decente e igualdad de género”, que da cuenta de la persistente brecha entre mujeres y hombres en la materia.

En el documento se asienta que pese a los avances que las mujeres han conquistado en diversos ámbitos “persisten un déficit de trabajo decente y brechas de desigualdad de género en la participación laboral”, así como en la ocupación, los ingresos y la presencia femenina en cargos de decisión.

Igualmente, aunque las mujeres son el 51.2 por ciento de la población total y el 52.1 de la población en edad de trabajar, representan el 71.7 por ciento de las personas fuera del mercado laboral.

Además de las brechas de género, las instancias globales también denunciaron las desigualdades entre estratos sociales, pues mientras el 30 por ciento de las mujeres urbanas no cuenta con ingresos propios (derivados de cualquier actividad económica), la cifra asciende al 44 por ciento entre las habitantes de zonas rurales.

En muchos casos –advirtieron– el ingreso económico de las latinoamericanas no es propio, pues lo invierten en el cuidado familiar o es administrado por sus parejas o personas mayores, lo que las coloca en una posición de “gran vulnerabilidad y muchas de ellas pueden caer bruscamente en la pobreza, inclusive las que no provienen de hogares pobres”.

Elaborado en colaboración también con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el reporte señala que aunque la integración de las mujeres al mercado laboral ha sido un proceso constante en las últimas tres décadas, la brecha de género en la participación laboral es aún elevada.

Toda vez que mientras para 2010 la tasa de participación femenina regional era de 52.6 por ciento (tres puntos porcentuales más que los registrados en el año 2000), la tasa de los varones correspondía a 79.6 por ciento.

Dentro de este punto destaca que el ingreso de la población femenina se puede deber en gran medida a que actualmente el 43 por ciento de los hogares en la región están encabezados por una mujer, o a la alta cifra de embarazos tempranos que ha obligado a las jóvenes a buscar empleo.

A nivel regional, el promedio de participación laboral femenina es de 52.6 por ciento; arriba de este porcentaje están países como Perú, Brasil, Colombia y Paraguay, que han logrado ampliar los espacios para las mujeres.

México está por debajo de este promedio con apenas 43.4 por ciento de participación laboral femenina, con lo que apenas supera a países como Chile, Cuba, Costa Rica y Honduras.

Sumado a ello, la diferencia porcentual entre la tasa que se registra para las mexicanas en comparación con los hombres es de 37.2 puntos porcentuales.

En AL y el Caribe las mujeres tienen una incidencia mayor entre quienes perciben ingresos inferiores al mínimo legal; por ejemplo las chilenas constituyen el 67.1 por ciento de las personas asalariadas que perciben menos de un salario mínimo.

Las mujeres –destaca el reporte– están en empleos de menor calidad, pues ellas tienen menos probabilidades de trabajar como asalariadas que los hombres; es decir, el 60.7 por ciento de probabilidades en comparación con el 68.5 por ciento de los varones.

El informe regional también da cuenta de que las latinoamericanas constituyen en su mayoría el sector terciario laboral, pues 7 de cada 10 mujeres trabajan en empleos ligados al comercio o los servicios.

 

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(CIMAC)