En este país centroamericano, colindante con México, aumentan cada día las agresiones contra las adolescentes que emigran de sus comunidades indígenas a causa del hambre y la violencia de género, y quienes caen en las redes de trata siendo muy pocas las que logran ser rescatadas.
Así lo dio a conocer Carolina Escobar, quien dirige La Alianza, una organización encargada de apoyar a las adolescentes víctimas de este delito, ya que algunas de ellas toman la decisión de emigrar debido a la “violencia más tortuosa que es el hambre”, explicó.
Pero además señaló que en 2012 hubo en Guatemala mil 800 niñas, niños y adolescentes reportados como desaparecidos y de ellos, sólo poco más de 200 fueron rescatados (todos menores de 12 años), gracias a la alerta Alba Keneth, un mecanismo de búsqueda que engloba a la Policía Nacional Civil (PNC), la Procuraduría General de la Nación y el Ministerio Público.
No obstante, un porcentaje alto de estas niñas que tenían más de 12 años no pudieron ser encontradas, lo que la activista atribuyó a las redes de tratantes, quienes las llevan a países como México y Honduras.
Según datos de 2012 del Instituto Nacional de Estadística de Guatemala (INE), este país tiene más de 15 millones de habitantes, de los cuales 51 por ciento son mujeres y cerca de la mitad de la población total (48 por ciento) son niñas, niños y adolescentes. El 40 por ciento de este grupo poblacional vive con desnutrición crónica.
Esta situación que afecta a 8 de cada 10 niñas y niños indígenas, según el “Informe sobre violencia sexual en contra de niñas, adolescentes y mujeres en Guatemala” de 2012, es una de las consecuencias de la migración de mujeres y niñas en esta nación centroamericana, a decir de La Alianza.
Por lo que en el “Memorial 2012-2013”, publicado por esa misma organización, se advierte que debido a su posición geopolítica este país es de origen, tránsito y destino de personas migrantes, lo que ha agudizado la trata de personas, y además señala que las víctimas de este delito son principalmente mujeres, niñas y adolescentes.
Escobar indicó que Guatemala atraviesa una crisis como nunca antes de violencia de género, y aunque cuenta con leyes suficientes en la materia e instituciones para hacerlas valer, se enfrentan a una “cultura altamente tolerante a la esclavitud y al machismo”.
Como ejemplo dijo que cada hora siete adolescentes de entre 10 y 18 años presentan un embarazo, lo que describió como “una poesía del horror”. Y dijo que aunque hay estadísticas en cuanto a violencia de género, “el tema sigue sombreado”.
La especialista explicó en entrevista que el proceso migratorio aumentó tras el conflicto armado en Guatemala, pero después continuó por cuestiones políticas, luego por factores socioeconómicos, y ahora porque “es insostenible la realidad” que viven las guatemaltecas.
Incluso apuntó que las mujeres eran en un principio quienes emigraban, pero de 2007 a la fecha aumentó el número de niñas que lo hacen solas, y señaló que previo a tomar su ruta migratoria adquieren anticonceptivos porque saben que serán víctimas de violencia sexual.
En el mismo documento, La Alianza indica que los casos judiciales que llegan a sentencia por agresión sexual son pocos y los niveles de impunidad son altos, ya que de los que se presentaron de 2008 a 2011 el 88 por ciento en contra de mujeres, niñas y adolescentes no han sido resueltos.
Detalla que según datos de la PNC y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), en los últimos años se han perpetrado más de 6 mil muertes violentas de mujeres, por lo que el pasado 25 de noviembre grupos defensores de Derechos Humanos y mujeres guatemaltecas se congregaron frente a la Corte Suprema de Justicia para exigir el fin de esa situación.
Carolina Escobar, quien resguarda la identidad de las niñas y adolescentes que deambulan en el patio que se mira al fondo de su oficina, mencionó que han detectado a mexicanas, hondureñas, guatemaltecas y nicaragüenses en algunos de los centros de explotación en puntos fronterizos de estos países, y sólo algunas son rescatadas y llevadas a La Alianza para brindarles una repatriación segura.
El estudio “Violencia sexual e infancia en Honduras”, realizado por Casa Alianza Honduras en marzo de 2013, menciona que en ese país el 66.2 por ciento de la población vive bajo la línea de la pobreza y el 45.3 en extrema pobreza.
Incluso en el área rural los niveles aumentan hasta en 60.2 por ciento y se dice que un poco más de 20 por ciento de la población vive con un ingreso promedio diario de 19 lempiras, el equivalente a un dólar (13 pesos mexicanos).
Así que este albergue recibe a mujeres centroamericanas rescatadas por autoridades guatemaltecas. Es el caso de una niña de 14 años que llegó sin saber leer ni escribir, lo que para Carolina es una “brecha enorme” que tiene que recorrer para reincorporarse con más herramientas a la sociedad.
También está una joven que llegó de 19 años con una hija de cinco y ninguna de ellas tenía un documento de identidad.
Además, la especialista informó que han detectado otras formas para “enganchar” a mujeres indígenas que son enamoradas por hombres que las entregan a bandas de tratantes internacionales o locales.
Incluso dijo que las redes de complicidad entre estos grupos involucran a hoteles o se ha detectado que algunas de las jóvenes son vendidas por sus propios progenitores.
Ejemplo de ello fue una adolescente de 15 años que recientemente fue repatriada a Nicaragua y quien fue secuestrada por una red de trata, y luego de su rescate se dieron cuenta de que estaba embarazada y la apoyaron en su decisión de regresar a su país para dar a luz.
=LOA=
(CIMAC)
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