El 23 de julio de 2012, la Organización Mundial del Comercio (OMC) determinó que las reglas de Etiquetado de País de Origen (COOL, por sus siglas en inglés) impuestas por Estados Unidos que afectan la exportación de ganado mexicano a ese país, son discriminatorias y contrarias a los principios de dicha organización, alterando las prácticas que durante años prevalecieron en el comercio bilateral del sector cárnico, otorgando a Estados Unidos un plazo de 10 meses para modificar estas reglas, el cual venció el pasado 23 de mayo.
Exigir que el producto cárnico refleje en una etiqueta si el ganado del cual deriva nació en México, implica segregar al ganado mexicano del estadounidense a lo largo de la cadena de producción, lo que resulta en altos costos que son trasladados a los productores mexicanos e incentiva el uso de ganado estadounidense en la elaboración de productos cárnicos, según reconoció la OMC.
El 8 de marzo de 2013, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) emitió una propuesta de modificaciones a las reglas de COOL, mediante las cuales Estados Unidos pretende dar cumplimiento a la decisión de la OMC. México presentó comentarios a Estados Unidos rechazando la adopción de la propuesta de regla; no obstante lo anterior, el pasado 23 de mayo, al término de los 10 meses que le otorgó la OMC, el USDA confirmó la medida propuesta como definitiva.
Esta nueva regla de COOL es más estricta aún que la medida originalmente impugnada en la OMC y generará mayores distorsiones al comercio. En lugar de eliminar los aspectos discriminatorios, mantiene los incentivos para evitar la compra de ganado importado, lo cual impactará seriamente las exportaciones mexicanas de ganado.
Cabe recordar que México y Canadá se pronunciaron en contra de la regla durante la etapa de comentarios públicos. Asimismo, mediante una comunicación conjunta, el Ministro de Comercio Internacional de Canadá, Edward Fast, y el Secretario de Economía de México, Ildefonso Guajardo, expresaron al Gobierno norteamericano su preocupación, puesto que las pretensiones de Estados Unidos contravienen la decisión de la OMC.
El Gobierno mexicano realiza consultas con la industria para evaluar el daño que se pueda generar con la nueva regla y la impugnará, en coordinación con Canadá, ante las instancias correspondientes de la OMC, con el objeto de que dicho organismo confirme que Estados Unidos no ha dado cabal cumplimiento a sus resoluciones.
De confirmarse la violación, México estará en posibilidad de imponer represalias comerciales a Estados Unidos, para lo cual se está considerando suspender beneficios en una amplia variedad de sectores, tales como frutas y verduras, jugos, carne, productos lácteos, maquinaria, muebles y electrodomésticos, entre otros.
México continuará defendiendo su sector ganadero ante la OMC. Al mismo tiempo, se mantiene dispuesto a buscar con los Estados Unidos una solución conforme al interés nacional y en cumplimiento de las obligaciones internacionales de ese país.
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