Denuncian organizaciones civiles que mujeres indígenas son obligadas a la prostitución en espacios ocupados por militares

Foto: CEDAW

Las mujeres indígenas de México viven acoso sexual, prostitución forzada y la servidumbre obligatoria en los espacios ocupados por militares, denunciaron representantes de organismos de los estados mexicanos Oaxaca y Guerrero ante el comité de expertas de de la Convención para la Eliminación de todas las formas de Discriminación hacia la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas.

Lo anterior se desprende del informe sombra Mujeres Indígenas en México: por un cambio de paradigma, que presentaron las representantes de la Alianza de Mujeres Indígenas de Centroamérica y México, quienes documentaron esas violaciones a los derechos humanos de las mujeres y  las graves secuelas  de la militarización de sus territorios en la vida de las mujeres.

Éste es uno de los 18 informes sombra o alternos, que son presentados por las organizaciones civiles mexicanas en esta 52 sesión del Comité que se lleva a cabo del 9 al 27 de julio en Nueva York. Este martes 17 de julio el Estado mexicano será examinado sobre las acciones tomadas para la eliminación de todas las formas de discriminación.

El informe tiene como contexto las indignantes  violaciones de mujeres por parte de los cuerpos militares, como fueron las 13 mujeres sometidas sexualmente por 20 militares en la zona de tolerancia de Castaño Coahuila durante las elecciones del 2006.

La violación de Ernestina Ascencio por elementos castrenses en 2007 en Zongolica, Veracruz, quien no sólo no recibió justicia sino que se encubrió desde la máxima autoridad del país a sus violadores.

Las representantes indígenas aseguraron que los objetivos de la ocupación militar en sus estados y en contra de las mujeres indígenas es neutralizar la oposición indígena para incautar sus tierras y territorios.

Afirmaron  que la estrategia militar busca desmoralizar y debilitar a los pueblos indígenas como una estrategia de terror y desestructurar su composición étnica territorial y que la violación sexual sea tomada como una arma de guerra.

Exigieron dejar de ser caracterizadas como grupos vulnerables o grupos a los cuales hay que beneficiar o ayudar, reivindicaron su contribución a las economías nacionales con el manejo y protección de los recursos naturales, la producción de alimentos y la soberanía alimentaria, la atención a la salud sexual y reproductiva, la transformación de saberes tradicionales, el cuidado de niñas, niños y mayores.

Por ello solicitaron al Comité de la CEDAW la elaboración de un diagnóstico sobre violencia militarizada contra mujeres indígenas y la adopción de medidas específicas para las mujeres indígenas.