Para impulsar el crecimiento en México es necesario diseñar un plan de modernización energética, sustentado en la planeación a largo plazo, y contemplar el potencial de las renovables disponibles en el territorio nacional, entre ellas, la nuclear.
En este esquema, es imprescindible el fomento, regulación y control del Estado para asegurar políticas que mitiguen los efectos del cambio climático y combatan los niveles de pobreza en el país, planteó Leticia Campos, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.
Para ello, debe aprovecharse la experiencia adquirida en este ámbito y la capacidad instalada del sistema eléctrico interconectado. Además, la energía nuclear representa la mejor alternativa al no producir emisiones de dióxido de carbono, y asegurar la producción de electricidad 24 horas, siete días a la semana, precisó.
Contamos con todos los recursos naturales para generar energía abundante, limpia, barata y segura, en armonía con el ambiente. Para ello, es imprescindible la intervención estatal y legislaciones acordes a las nuevas necesidades del país. Se debe plantear la revisión de la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica, estableció.
En el territorio nacional disponemos de energía generada a partir de vapor endógeno, carbón, gas, petróleo, viento, irradiación solar y uranio, que puede ser utilizada en un “mix energético”. En los hogares del centro del país podría combinarse la utilización de calentadores solares y estufas de gas, ejemplificó.
Campos Aragón subrayó que cualquier alternativa debe partir de los recursos existentes. Por ello, la diversificación representa la mejor ruta para garantizar el desarrollo nacional. Esto incluye el aprovechamiento de la energía nuclear, y México cuenta con una experiencia loable al respecto, destacó.
Antecedentes
La electricidad es el único energético secundario, es decir, puede producirse a partir de diversas fuentes, como agua, petróleo, carbón, radiación solar, viento, y uranio, explicó la integrante de la Unidad de Investigación Economía del Sector Energético del IIEc.
A mediados de los años 70, nuestro país importaba petróleo para satisfacer la demanda de electricidad, ante la escasez mundial de la mezcla. En esta emergencia de seguridad energética, el aparato estatal impulsó un proyecto de diversificación, que contempló la construcción de la central nuclear de Laguna Verde. A la par, se edificaron plantas hidroeléctricas y de ciclo combinado, recordó.
La profesora del Posgrado en Economía de esta casa de estudios expuso que la construcción de instalaciones nucleares implica grandes inversiones. Al ser amortizadas, producen energía hasta por 40 años a bajo costo, pues sólo requieren mantenimiento de sus reactores, subrayó.
La generación nucleoeléctrica constituye la alternativa más viable para proveer de electricidad a bajo costo a la población, mediante la utilización eficiente de los recursos disponibles en el país. Esto significaría colocar a México en una posición competitiva a nivel global, finalizó.
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