La Comisión de Salud y la Organización Mundial de la Salud (OMS) coincidieron en calificar de insuficiente el impuesto de un peso por litro de refresco, planteado por el Ejecutivo Federal en su iniciativa de Reforma Hacendaria, pues tan sólo la atención de enfermedades derivadas de la obesidad representan un gasto de más de 60 mil millones de pesos.
Lo anterior se estableció en el marco del Foro “Impuestos a los Refrescos Azucarados: Una Política Fiscal Saludable”, convocado por la senadora Marcela Torres Peimbert y la representación en México de las organizaciones Panamericana (OPS) y Mundial de la Salud (OMS).
Al inaugurar el evento, el presidente de la Junta de Coordinación Política, Jorge Luis Preciado Rodríguez, consideró que si bien el impuesto de un peso por litro es un “buen principio”, resulta insuficiente ante los gastos que representa la atención médica de la misma obesidad y de padecimientos derivados de la misma.
Obviamente, advirtió, las empresas refresqueras están contra este gravamen propuesto, pero porque sólo ven el interés de que se mermen sus ganancias, sin considerar la grave afectación a las familias que tienen un integrante enfermo, con riesgo de desarrollar padecimientos que puedan provocarles pérdidas de la vista, e incluso la vida.
Bajo este argumento, el también coordinador parlamentario del PAN se pronunció porque se aplique un impuesto mayor a los refrescos, de por lo menos dos pesos por litro.
En su turno, la senadora Torres Peimbert reconoció la propuesta del Ejecutivo para aplicar un impuesto a los refrescos pues se encuentran entre los principales productos causantes de obesidad, que a su vez deriva en diversos padecimientos como la diabetes, insuficiencia cardiaca, entre otros.
Esta iniciativa, sostuvo, se logró gracias “a todo el empuje -y quiero hacer un reconocimiento- de la las más de 50 organizaciones ciudadanas que a través de su trabajo especializado, esforzado, constante y continuo, han estado al frente de esta causa que tiene que ver con 80 mil muertes al año tan sólo por diabetes, agregándose que tres de cuatro camas de hospital estén ocupadas por pacientes con obesidad y sobrepeso”.
Ante tales cifras, apuntó, es impostergable emprender acciones más fuertes para inhibir su consumo, por lo que se presentará una iniciativa para establecer un Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS) de 20 por ciento a los refrescos azucarados.
La iniciativa de referencia, debe señalarse, apunta que de continuar la tendencia del aumento de obesidad y enfermedades asociadas, el gasto en su atención médica aumentará a más de 150 mil millones de pesos en el año, equivalente a más de cinco veces el presupuesto de la UNAM en 2012.
Además, el costo indirecto estimado por pérdida de productividad derivada de muertes prematuras asociadas a la obesidad, que en 2008 superó los 25 mil millones de pesos, registró un incremento de 13.5 por ciento, de continuar esta tendencia alcanzará los 73 mil millones de pesos en el año 2017.
Esta propuesta tiene el aval e la OPS/OMS, apuntó su representante Carlos Gámez Espinoza, al explicar que las experiencias internacionales han demostrado que el impuesto a los refrescos inhibe de manera efectiva su consumo y, con este, el riesgo de obesidad y enfermedades relacionadas, como las del corazón.
Empero, aclaró, los impuestos deben ser parte de una estrategia integral: “El impuesto no es la única medida que se debe implementar para hacer frente al enorme problema que representa la epidemia de obesidad en México, no debe ser una política aislada, sino una estrategia que forma parte de diferentes medidas multisectoriales”.
Por su parte, la presidenta de la Comisión de Salud, Maki Esther Ortiz Domínguez, advirtió que ante la gravedad de las enfermedades derivadas de la obesidad, que representan un gasto de 60 mil millones de pesos, es necesario, además de promover mayores impuestos, emprender una política integral de acciones contra la obesidad.
Es necesario, apuntó, avanzar hacia una cultura de la salud a partir de la cual se den clases de nutrición saludable a los niños, así como a los padres de familia para que actúen con responsabilidad y ofrezcan a sus hijos alimentos de calidad.
Para lo anterior, subrayó, es necesario un trabajo coordinado del Legislativo con las autoridades de las secretarías de Salud y Educación.
En su turno, la senadora Luz María Beristain, consideró que dentro de una política integral contra la obesidad, es necesario considerar aspectos relevantes, como la suficiente dotación de agua potable en todas las comunidades del país.
Una de las causas por las que México es el primer consumidor de refrescos en el mundo, acotó, es porque en muchas localidades no existe agua.
Las grandes empresas refresqueras sí envían sus productos, pero no hay garrafones con agua en estas localidades, de ahí la necesidad de reforzar políticas públicas que garanticen el suministro del líquido vital a la población.
=Senado=
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