La maestra Adela Gómez Martínez, activista y líder de la Organización Nacional del Poder Popular (ONPP) en Chiapas, quedó libre la tarde del viernes tras varias semanas de estar presa en el penal El Amate, acusada de motín y extorsión luego de participar en una protesta.
Amigos, compañeros y familiares la recibieron afuera del reclusorio, con arreglos florales y consignas de apoyo al movimiento campesino del estado.
Al salir, Adela Gómez, con su puño en alto y un machete en la mano, ratificó que seguirá en la lucha por los derechos de los grupos campesinos.
Sus hijas, Tania y Libertad, acompañaron a Adela desde su celda hasta la salida del penal. Durante el tiempo que permaneció recluida, ambas jóvenes encabezaron las acciones para lograr la libertad de su madre.
Noé Hernández Caballero, esposo de Adela Gómez, permanece en prisión acusado de los mismos delitos que la activista. Ambos fueron detenidos el pasado 15 de agosto durante un violento operativo policiaco al término de una fallida reunión a la que fueron convocados por el secretario de Gobierno del estado, Eduardo Ramírez Aguilar.
Adela Gómez y Noé Hernández aseguraron en su momento que su detención se debió a que se negaron a acatar un acuerdo con el gobierno de Chiapas, con el que se pretendía suspender cualquier movilización o manifestación social.
Adela ha militado en las luchas campesinas y peleado por el derecho a la tierra, la defensa del campo y a favor de las semillas orgánicas para el autoconsumo.
Ella y Noé Hernández participaron el pasado 8 de agosto en las movilizaciones que maestros, campesinos y activistas realizaron para exigir diversas demandas. La ONPP demandaba semillas para el campo.
Adela y Noé se manifestaron por la defensa del suelo y subsuelo, por el derecho a que el gobierno estatal los apoyara para adquirir semillas orgánicas para la siembra, y materiales para trabajar el campo como machetes, coas y rastrillos.
En respuesta, la Secretaría de Gobierno de Chiapas los invitó a una mesa de diálogo para el 15 de agosto, pero media hora antes de la cita se les notificó la cancelación de la reunión. Ambos regresaron a su casa, pero al llegar fueron interceptados por un grupo de judiciales que a golpes los detuvieron sin informarles la razón.
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(CIMAC)
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