México debe vencer la dependencia a los combustibles fósiles, pues 87 por ciento de la energía demandada es cubierta mediante estos insumos; por lo que se requiere una transformación en las políticas públicas en la materia, coincidieron especialistas en el Foro Internacional “Dr. Jorge Carpizo” sobre Energía y Renovación de Políticas Públicas para el Desarrollo Sustentable, la Eficiencia y la Transición Energética, organizado por la UNAM.
En la sesión Panorama de la materia energética en México y el Mundo, Francisco Barnés de Castro, ex rector de la UNAM y titular de la Comisión Reguladora de Energía, señaló que continúa la predominancia de esos recursos, como el carbón y el petróleo; se requiere un programa ambicioso de energía nuclear.
“Por ejemplo, el gas natural es el que menos consecuencias tiene para el ambiente, y su consumo va a la alza, por lo que será fundamental para la transición energética. La demanda en los próximos años irá de seis mil 700, a nueve mil 550 millones de pies cúbicos por día (Mmpcd)”, precisó.
Al respecto, enfatizó que debe considerarse la existencia y extracción del gas de lutita o gas shale, que es un tipo convencional -hallado en yacimientos de rocas denominadas shale, lutitas o arcilla-, del que existen reservas recuperables por alrededor de 681 billones de pies cúbicos; por ello, debe formularse un marco legal y fiscal para su explotación.
En la sesión moderada por Carlos Arámburo de la Hoz, coordinador de la Investigación Científica de esta casa de estudios, John Byrne, Premio Nobel de la Paz 2007, expuso dos ejemplos disímbolos del carácter energético de la vida moderna. “Por un lado, la Pirámide de Luxor en Las Vegas, con un solo faro consume el suministro de 20 mil casas, y en contraparte, la ciudad de Seúl, en Corea del Sur, experimenta un cambio con la implementación de paneles solares en azoteas, que la vuelve autosuficiente”.
Para Victorio Oxilia Dávalos, secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía, existen grandes oportunidades para la integración regional en la materia. “De las reservas petroleras mundiales, 20 por ciento se halla en América Latina, con 337 mil millones de barriles. De éstas, 80 por ciento se ubica en Venezuela y el Orinoco; en contraparte, sólo uno por ciento del potencial eólico se logra aprovechar en nuestra región”, advirtió.
Judith Anne Macgregor, embajadora del Reino Unido en México, expuso un tridente de políticas públicas implementadas en su país para la seguridad energética basada en la diversificación geográfica, el desarrollo y la eficiencia, que ha convertido a esa nación en uno de los líderes globales en energías limpias.
En su oportunidad, el ex secretario de Energía, Francisco Labastida Ochoa, consideró que de no modificar su política energética, nuestro país se hallaría al borde de un colapso.
Energía, economía y desarrollo
En la sesión Energía, economía y desarrollo, Fabio Barbosa Cano, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM, señaló que Pemex ha seguido una política obstinada en revertir la caída en su producción, que ha empujado a la exploración y perforación en zonas marinas cada vez más riesgosas.
“En 10 de 30 pozos perforados existen problemas operativos, y en total, hay un déficit de 600 perforaciones; es decir, se encuentran pendientes en un par de zonas aceiteras, y una más de gas, con actividades de alto riesgo a varios kilómetros de profundidad y altas temperaturas, que alcanzan hasta 150 grados centígrados”.
En la mesa moderada por Leonardo Lomelí Vanegas, director de la Facultad de Economía (FE) de esta casa de estudios, José Roldán Xopa, investigador del Centro de investigación y Docencia Económicas (CIDE), dijo que “el gobierno federal ha perdido matemáticamente el control sobre la paraestatal por la situación de sus consejeros externos; los representantes hacen mayorías contrarias al ‘dueño’, además, la Secretaría de Energía, como titular del Consejo de Administración, recibe las mismas decisiones que emite como autoridad”.
Flávia Cristina Piovesan, catedrática de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo, Brasil, indicó que hoy, una de cada cinco personas en el mundo no cuentan con servicio de electricidad, es decir, mil 500 millones de seres humanos, y de esa cifra, 70 por ciento corresponde al género femenino, por lo que urgió a que el debate energético global, tenga una perspectiva social.
Políticas Públicas y marcos regulatorios
En la mesa Políticas Públicas y marcos regulatorios en materia energética, moderada por Héctor Fix-Fierro, director del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ), Jorge Islas Samperio, coordinador del Posgrado en el Centro de Investigación en Energía (CIE) de la UNAM, habló de la necesidad de acelerar una transición energética hacia un patrón de producción y consumo más sostenible, que sea portador de progreso social en el país.
El petróleo y la renta que genera deben ser considerados como un bien estratégico y estar en manos del Estado. “Sería poco prudente hablar de la privatización de un recurso tan cuantioso y vital para México”. Aunque el segmento del petróleo no convencional, difícil de extraer, podría abrirse a la participación privada.
Miriam Grunstein Dickter, del CIDE, explicó que Pemex es un organismo descentralizado, cuya organización interna está estrictamente regulada por su ley. Siempre tiene esta “camisa de fuerza” que le impide asumir la forma que mejor le conviene para actuar de manera eficiente.
Christian Schimansky, de la Universidad Bochum, Alemania, comentó que en ese país no es tarea del gobierno dar el suministro energético, simplemente el marco para el mismo. Por ejemplo, a nivel municipal hay 900 compañías que brindan el servicio a los usuarios, principalmente empresas privadas.
Luciano Parejo Alfonso, catedrático de la Universidad Carlos III de Madrid, España, dijo que en la nación ibérica se ha experimentado una liberalización que ha supuesto el paso de un sistema basado en la empresa privada, y un funcionamiento específico y articulado en instituciones jurídico-públicas, a otro levantado sobre la base de un mercado en competencia.
Donald N. Zillman, de la Universidad de Maine, Estados Unidos, expuso que el sector privado maneja la energía en el vecino país del norte. “No hay un equivalente de Pemex, de las empresas paraestatales, ni la administración gubernamental de los recursos naturales”. El gobierno no participa en la regulación de los mercados del gas o del petróleo.
Medio ambiente y energía
Rosío Vargas Suárez, investigadora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM, opinó que en la incipiente transición de México hacia las energías renovables es difícil revertir el paradigma de los combustibles fósiles, pues la política maximiza la productividad del petróleo, porque el país tiene un papel de abastecedor de la Unión Americana.
En la mesa Medio ambiente y energía, moderada por Mireya Ímaz Gispert, coordinadora del Programa Universitario de Medio Ambiente, Reefat Andel-Malek, presidente de la empresa Internacional Hydropower Association (IHA) de Estados Unidos, destacó que ésta promueve en el mundo el desarrollo hidroeléctrico sostenible, y para ello, realiza un proyecto de investigación científica con el Programa Hidrológico de la UNESCO, que mide los gases de efecto invernadero generados con ese método.
Juan José González Márquez, profesor e investigador del Departamento de Derecho de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco, indicó que México vive un monopolio sui generis derivado de la Constitución, pero el sector petrolero se ha abierto cada vez más, y ha dejado muchas partes del proceso energético a cargo de empresas privadas. Los impactos ambientales no se reducen a la contaminación ambiental ni al daño a los ecosistemas, pues el sector es causante de las mayores catástrofes humanas
Por último, Manuel Joel Díaz Capdevilla, presidente de la Fundación Ambiental Internacional Vida Verde, de Venezuela, expuso que el uso y abuso de la energía tradicional ha traído la explotación de energías alternativas y renovables. “No nos enseñaron educación ambiental, nos divorciamos de la naturaleza, pero hoy sabemos que somos parte de ella y que el ambiente lo es todo para tener calidad de vida”.
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