Mujeres en abandono, más propensas a la reclusión

Foto: Vanguardia

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Antes de estar en reclusión las mujeres presas enfrentaron condiciones sociales adversas, toda vez que sus familias las desprotegieron, tuvieron empleos informales y mal retribuidos, muchas sufrieron maltratos o violación sexual, y tuvieron escaso o nulo acceso a la educación, por lo que el sistema penitenciario debería considerar estas diferencias respecto a los varones en prisión.

La investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Elena Azaola Garrido, sostuvo que la gran mayoría de las mujeres en prisión enfrentaron condiciones de vida que las hicieron más vulnerables a cometer delitos, y una vez en la cárcel están más expuestas al abandono social y familiar.

Al participar en el foro “Mujeres en reclusión”, organizado por la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), la especialista en sistema penitenciario explicó que las autoridades carcelarias deben considerar estas diferencias sociales, y que es obligación del Estado garantizar condiciones de vida dignas a las mujeres presas.

Estadísticas

La experta apuntó que a la fecha en México hay 250 mil personas internas, y de esta población el 5 por ciento son mujeres, es decir unas 12 mil 500.

La antropóloga social destacó que según una encuesta que aplica el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) en centros penitenciarios, quienes están en prisión son las personas con mayor deterioro social, es decir, que sufrieron violencia en la familia,  trabajaron desde la niñez, abandonaron su hogar o mujeres violentadas sexualmente.

Para la académica, los resultados del sondeo indican que las políticas sociales y económicas implementadas por el Estado mexicano no han sido suficientes para paliar algunos de los problemas que inducen a las personas a cometer delitos.

Según estos datos, el 67 por ciento de las mujeres son menores de 40 años de edad, es decir, más de las dos terceras partes, lo que significa que están en prisión justo en el lapso en el que ejercen su maternidad.

También se encontró que el 78 por ciento de los varones en prisión tienen hijos, mientras que 88 por ciento de las mujeres son madres.

En promedio, los hombres tienen tres hijos y las mujeres cuatro, pero además en el ejercicio de la maternidad y la paternidad hay diferencias, porque mientras el 40 por ciento de los varones dijo haber tenido su primer hijo entre los 18 y 22 años, en el caso de las mujeres el 65 por ciento dijo haber tenido a su primogénito entre los 15 y 19 años de edad.

Para Azaola no se puede dejar de lado que las mujeres presas en general tienen bajos niveles de educación, vivieron desprotección de sus familias, tuvieron empleos informales y mal retribuidos, y en su mayoría formaron parejas y tuvieron hijos a edades muy tempranas.

Niñez en reclusión

La especialista afirmó que entre 85 y 90 por ciento de las mujeres en reclusión son madres que de acuerdo con los testimonios recogidos en sus investigaciones, desean estar con sus hijos.

En este tema, durante 2012 el entonces titular del Ejecutivo, Felipe Calderón, emitió un decreto para que las mujeres en prisión pudieran mantener a sus hijos menores de seis años con ellas, pero Azaola dijo que si bien el entonces mandatario consideró que fue benévolo, en realidad se olvidó de garantizar que tuvieran condiciones dignas de vida.

En su opinión, esta disposición no consideró los derechos de la infancia, ya que olvidó dotar de los medios al sistema penitenciario y otorgar el presupuesto y las instalaciones necesarias para garantizar su derecho a la salud y educación, por lo que la medida fue un “desacierto desafortunado” que pretendía solucionar un problema cuando en realidad generó otros más.

“No cambió absolutamente nada”, dijo Azaola y explicó que en el DF hay sólo 111 madres viviendo con sus hijos en los Centros de Readaptación Femenil. En el DF hay 2 mil internas, de las cuales mil 700 son madres.

 

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