Ochenta por ciento de las mujeres que habitan en unidades marginadas de la Delegación Iztapalapa son víctimas de violencia física y emocional, asegura la organización civil ASE, Conciencia Juvenil Universitaria.
“Las mujeres son violentadas en sus derechos fundamentales, ello conlleva a que también sus hijos e hijas lo sean. La mayor parte se separó de sus cónyuges por causas de violencia física y emocional”, subraya.
Asimismo, detalla en el proyecto “Programa de promoción y difusión de los derechos humanos para mujeres de Iztapalapa que habitan en zonas de alta incidencia delictiva”, en 2011 la demarcación fue la que registró más denuncias por violencia hacia la mujer, con 23.78 por ciento del total de casos en la capital.
Ante este panorama, ASE, Conciencia Juvenil Universitaria implementó el proyecto arriba citado en la Unidad Habitacional Desarrollo Urbano Quetzalcóatl, con el apoyo de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) y el Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol).
A través del “Programa de Fomento a Iniciativas Ciudadanas en Materia de Educación y Promoción de los Derechos Humanos en el Distrito Federal 2012”, capacitó a más de 100 mujeres en materia de derechos humanos.
“Se capacitó a una red de promotoras para que promuevan los derechos de las mujeres en colonias con alta incidencia delictiva”, explican integrantes de ASE.
Y agregaron que se generó una vinculación entre la red y las instituciones públicas encargadas de difundir y defender los derechos de la población femenina, en pro de los derechos de este sector poblacional.
Detallan que las mujeres que viven en zonas con alta incidencia delictiva en la Delegación Iztapalapa requieren especial atención con respecto al reconocimiento y respeto pleno de sus derechos.
“Están constantemente invisibilizadas y se ven excluidas para participar social y políticamente y acceder a servicios públicos oportunos y de calidad, ello implica una violación a sus derechos fundamentales”, afirman.
Para ASE, Conciencia Juvenil Universitaria, resulta importante propiciar la participación de las mujeres en la defensa de sus derechos, integrarlas en procesos de capacitación y dotarlas de herramientas para que los puedan exigir.
Aseveran que una de las problemáticas más apremiantes es su vulnerabilidad, no solamente al interior de sus familias y comunidades, sino también en las instituciones públicas.
“La violación a los derechos humanos es una constante, especialmente en zonas urbano-marginadas con alta incidencia delictiva; sin embargo, la población femenina es un sector aún más vulnerable, debido a la exclusión y discriminación que padecen”, aseguran.
Explican que el fin del proyecto es que las más de 100 beneficiarias convivan con personas que padecen las mismas problemáticas y se retroalimenten con la finalidad de buscar soluciones de manera conjunta.
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