Diputados, académicos e investigadores se manifestaron por analizar a profundidad la Reforma Energética, y en particular el tema del Gas Shale, ya que se necesitan energías renovables como alternativa para la sostenibilidad energética del país y garantice el respeto de los derechos humanos y protección al medio ambiente.
Al inaugurar el foro “Análisis de los Impactos del Gas Shale”, en las instalaciones del Palacio Legislativo de San Lázaro, el diputado René Ricardo Fujiwara Montelongo (Nueva Alianza) señaló que debe analizarse a fondo la Reforma Energética para evitar que se transforme en petrolera o de hidrocarburos.
El también presidente de la Comisión Especial para el Desarrollo Sustentable, argumentó que será necesario incorporar a esta nueva ley que se encuentra en discusión en el Congreso de la Unión, el enfoque de sustentabilidad, sobretodo en un tema importante como es el Gas Shale.
Sostuvo que si bien la explotación de este gas puede tener efectos positivos para la economía y el desarrollo humano, podría afectar a los mantos acuíferos y la riqueza natural; por ello, la importancia de hacer un análisis profundo de esta extracción.
La Comisión Especial precisa en un documento que México podría ahorrar hasta 259 mil millones de dólares (monto de las importaciones de gas en 2013), al abastecer su demanda interna con Gas Shale.
Indica que de acuerdo con Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Nacional de Hidrocarburos, las importaciones de gas natural aumentaron 37 por ciento a tasa anual en 2012, mientras que la producción de este hidrocarburo cayó 4 por ciento en el mismo periodo.
Además, subraya que México carece de una estrategia para explotar sus reservas de Gas Shale, pues le faltan los recursos y un marco normativo para extraerlo de manera rentable y segura con el medio ambiente.
El diputado Víctor Emanuel Díaz Palacios (PRI) sostuvo que Pemex no está funcionando adecuadamente, por lo que necesita de la participación de la iniciativa privada en temas de exploración, transportación y refinerías, y que el tema del Gas Shale sea analizado con detalle por su alto costo y posible rendimiento.
Mencionó que en México se importa el 34 por ciento de gas y a un alto costo; la luz es 25 por ciento más cara que en Estados Unidos, y si se le retira el subsidio sería 75 por ciento más costosa. Además, se importa el 49 por ciento de las gasolinas, las cuales tienen un subsidio de 210 mil millones de pesos.
Por ello, argumentó, la necesidad de la participación de la iniciativa privada, ya que México no tiene la tecnología ni la capacidad económica para la exploración en aguas profundas y ultra profundas.
La académica del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), Miriam Grunstein, expresó que dado que en el país hay una regulación muy laxa en la materia y Pemex tiene una política inconsistente, “se podría pagar un costo muy alto por explotar yacimientos de Gas Shale”.
Afirmó que no tiene sentido que México se abalance a la explotación del gas de esquisto porque tiene otros yacimientos que son totalmente explotables. “Me preocupa la laxitud regulativa mexicana y que el Estado absorba los costos de la falta de comercialidad de la explotación de los esquistos”, comentó.
Sin embargo, dijo que se debe crear un marco jurídico general para la explotación de estos hidrocarburos, donde se establezca que las reglas ambientales y de seguridad no son las mismas para los convencionales y los no convencionales, y que el monitoreo de esta empresas es costoso.
En tanto, Aroa de la Fuente López, integrante de Fundar-Centro de Análisis e Investigación, resaltó que por el momento no es rentable la producción de este gas, pues para un sólo pozo México requiere entre 20 y 25 millones de dólares, lo que supera los costos de Estados Unidos que están entre 3 y 10 millones de dólares.
Detalló que datos de Pemex indican que de 2012 a 2016 se necesitarán invertir 30 mil millones de pesos sólo para la evaluación de estos yacimientos. Además, dijo, la industria gasífera de Estados Unidos ha reconocido que el 80 por ciento de los pozos perforados pueden resultar económicamente inviables.
Se pronunció por la implementar una Reforma Energética sustentable, pues el modelo basado en hidrocarburos es el principal causante de las emisiones de gases de efecto invernadero, ya que contribuye con el 67.3 por ciento.
Fabio Barbosa Cano, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sostuvo que en Estados Unidos la explotación de esquistos ha sido importante, pues ha permitido un repunte en la producción de hidrocarburos y sólo exporta a México y Japón.
Precisó que México es una nación aceitera porque su producción de gas es pobre y secularmente lo ha importado, y a pesar de los programas creados desde el sexenio de Ernesto Zedillo no ha otorgado autosuficiencia, ya que la producción mexicana de gas es de 6.5 millones de pies cúbicos diarios.
Resaltó que México tiene grandes desafíos en la exploración de yacimientos, pues los costos económicos son diez veces más elevados. “Los inversionista no van a descansar hasta no lograr subir a la superficie los dólares enterrados”.
Íñigo Martínez Peniche, tutor de la especialidad de Política y Gestión Energética y Medioambiental de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), expresó que en el análisis de la Reforma Energética, el fracking o fractura hidráulica, tendrá múltiples desafíos económicos, sociales, ecológicos y jurídicos para incrementar la participación de estas tecnologías en el país.
A su vez, la Alianza Mexicana contra el Fracking, entregó a diputados y especialistas un documento donde resalta que ante los retos que supone el agotamiento de los hidrocarburos, los problemas asociados a la explotación de hidrocarburos no convencionales y el cambio climático, la Reforma Energética que el país necesita no debe acotarse a aumentar la producción de petróleo y gas.
Por el contrario, afirma, la seguridad energética del país y el cumplimiento de los acuerdos internacionales y nacionales en materia de mitigación del cambio requieren de una reforma cuyo eje rector sea la transición hacia una matriz energética con mayor participación de energías limpias y renovables.
En esa transición no debe haber cabida para la explotación de hidrocarburos provenientes de fuentes no convencionales, como es el caso del gas de esquisto, también conocido como Gas Shale, pizarra o lutita.
Destaca la necesidad de que México prohíba la extracción de hidrocarburos por técnicas de fractura hidráulica; que en la planeación e implementación de la política energética, las entidades públicas aseguren el respeto y garantía de los derechos humanos, y que el Estado garantice el derecho de los ciudadanos al acceso al agua y un medio ambiente sano.
En el documento, se señala que algunos de los impactos socioambientales de la explotación del gas de esquito son: disminución de disponibilidad del agua para los seres humanos y ecosistemas; contaminación de las fuentes de agua; emisiones de gases contaminantes y contribución al calentamiento global.
Se menciona que dado que se han identificado más de 2 mil 500 productos y 759 tipos diferentes de químicos en el fluido de perforación, algunos expertos señalan que más del 25 por ciento de estas sustancias pueden causar cáncer y mutaciones; 37 por ciento afectan el sistema endocrino; 50 por ciento dañan el sistema nervoso y 40 por ciento provoca alergias.
=Cámara de Diputados=
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