Rescatan papel de las mujeres en movimiento de 1968

Foto: El Universal

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El movimiento estudiantil de 1968 también contó con la participación activa de las mujeres, pero hasta ahora existe poca información histórica sobre ellas, por lo que sus aportes han pasado desapercibidos.

El movimiento que surgió entre la población estudiantil de la UNAM y del IPN, y al que se sumaron el profesorado, la academia  y la sociedad civil, abrió la puerta para la conquista de libertades democráticas, como el surgimiento de organizaciones civiles, la defensa de los Derechos Humanos (DH), e incluso la denominada “revolución sexual”.

Historiadoras, periodistas y sobrevivientes de la represión (y matanza) del movimiento del 68, ocurrida hace 45 años en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, se han esforzado por reivindicar el papel de las mujeres dentro del movimiento y por hacer visible su contribución en la consolidación del mismo.

La inscripción del Monumento a los Caídos –ubicado en la Plaza de las Tres Culturas– da cuenta de la presencia femenina durante la protesta que fue reprimida por el Ejército.

En el memorial se puede leer el nombre de Ana María Maximiliano Mendoza, de 19 años y estudiante de la Escuela del Valle de México; el de la estudiante de medicina de la UNAM Ana María Teuscher Krüger (también de 19 años), y el nombre de Agustina Matus Campos, ama de casa de 60 años; todas ellas perdieron la vida por los impactos de bala.

La maestra en Historia Moderna y Contemporánea Argelia González García, a través de su trabajo de investigación ha documentado que durante el movimiento se dio una “participación masiva femenil que abarca desde las abuelas, madres, hermanas, académicas y estudiantes que apoyaban el movimiento”.

Durante los años 60 las mujeres comenzaban a conquistar los espacios universitarios, por lo que eran pocas las que estudiaban en las escuelas o facultades.

De ello da cuenta el trabajo de Karina Ivonne Cruz, presentado en el XI Congreso Nacional de Investigación Educativa, que informa que “el sistema de educación mexicano de la década de los 60 contaba con una reducida presencia femenina”, toda vez que de cada 10 estudiantes varones una era mujer, no obstante ellas participaron como un “miembro más del movimiento y no como acompañantes”.

Los estudios de Cruz y González también rescatan la existencia de algunas mujeres líderes del movimiento, como Roberta Avendaño “La Tita” y Ana Ignacia Rodríguez Márquez “La Nacha”, ambas estudiantes de la Facultad de Derecho de la UNAM e integrantes del Comité de su Facultad y del Consejo Nacional de Huelga, máximo órgano representativo del movimiento.

Estas mujeres fueron víctimas del acoso y hostigamiento del Estado. Por ejemplo, “La Nacha” fue detenida por las autoridades federales en diversas ocasiones; la primera, cuando el Ejército irrumpió en Ciudad Universitaria y terminó presa por 72 horas en la cárcel de Lecumberri, hoy Archivo General de la Nación.

Fue detenida por segunda ocasión en la casa donde se refugiaba tras la matanza del 2 de octubre y liberada poco tiempo después. En los años posteriores, según testimonios a medios de comunicación y rescatados en algunas investigaciones, Ana Ignacia Rodríguez fue constantemente perseguida y llegó a ser acusada de homicidio, robo, lesiones, ataques a las vías de comunicación, e incitación a la rebelión.

De acuerdo con las historiadoras, el movimiento también contó con la presencia activa y el liderazgo de Rina Lazo (pintora guatemalteca), Cecilia Naranjo (estudiante de la vocacional 7), y Mika Seeger (hija del cantante estadounidense de música de protesta Pete Seeger), quien fue encarcelada por ser “líder comunista”.

Se sabe además que tras la represión, las madres de algunas de las víctimas que perdieron la vida se congregaron para encontrar y recuperar a sus hijos, aunque esto tampoco ha sido debidamente documentado, pues muchas de ellas abandonaron la lucha por miedo a represalias.

En 2001 fue creada la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp), y entre uno de sus objetivos principales estaba esclarecer los hechos de 1968. Aunque presentó un informe sobre el caso, hasta la fecha los crímenes permanecen impunes.

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(CIMAC)