Más de 200 mujeres provenientes de 11 pueblos originarios del país se reunieron este fin de semana en el Centro de Formación y Capacitación de Mujeres de la organización civil Kinal Antzetik, para analizar y compartir experiencias sobre las modalidades de violencia que viven desde su condición específica de indígenas, campesinas, afromexicanas y mestizas.
Durante el encuentro intercultural e intergeneracional, las anfitrionas, jóvenes tzotziles tzeltales y zoques de los Altos y Selva Norte de Chiapas, guiaron la discusión sobre los tipos de violencia que padecen a nivel familiar, comunitario o por parte del Estado, los cuales se han recrudecido en las comunidades “debido a la militarización, narcotráfico, impunidad y criminalización de las defensoras de Derechos Humanos (DH)”.
Distribuidas en cinco mesas de trabajo, mujeres organizadas y a título individual, provenientes de Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Campeche, Yucatán, Michoacán y el DF –en total de 30 organizaciones– discutieron en sus lenguas maternas la falta de acceso a la salud y educación, y la utilización de las indígenas como objetos de asistencia social a través de programas federales como Oportunidades y la Cruzada Nacional contra el Hambre.
Desnaturalizar la violencia
En un escenario local y nacional en el que la violencia en todos sus niveles se ha agudizado contra las indígenas y las campesinas, Rosalinda Santís Díaz, coordinadora de Salud de Kinal Antzetik, señaló que en algunos casos el abuso sexual se da como algo natural por parte de un familiar, “por eso es importante desnaturalizar la violencia, lo hemos ido trabajando”.
En una entidad donde la violencia militar y económica se ha recrudecido, Kinal Antzetik ha impulsado la capacitación de jóvenes monitoras en DH para analizar y traducir en sus comunidades la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, sin embargo hace falta el trabajo intercultural para traducir el término “derecho”, por ejemplo, en las distintas lenguas maternas.
Usos y costumbres que no lastimen
Un tema recurrente en las mesas de trabajo fue la venta y abuso sexual de las niñas y mujeres indígenas. “Salimos juntos a luchar contra el Estado, pero cuando regresamos a casa el hombre puede que maltrate a las mujeres”.
“Si bien hemos dado la lucha conjunta por el reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios, a veces nos piden que no hablemos de ciertos temas como la venta de niñas… Hay pueblos donde una niña entre más pequeña vale más, conforme va creciendo vale menos, si tiene estudios vale menos. Con la migración, hombres adultos pueden adquirir a una adolescente por entre 50 mil y 100 mil pesos”, dijo la indígena nahua Nadia Maciel Paulino. “No debemos permitir que siga pasando”, advirtió.
Contexto nacional
Susana Aguilar Pintor, integrante del Frente Nacional de Lucha por el Socialismo, refirió que algunas regiones de Michoacán viven un proceso de militarización, donde la desaparición forzada de luchadores sociales es una realidad.
En ese sentido, las mujeres padecen una violencia no sólo en el ámbito familiar sino desde el Estado que debería garantizar su seguridad.
Por su parte, Antonia Ramírez Marcelino, indígena nahua de la Red Macuixóchitl de la Montaña Alta de Guerrero, explicó que en su región los tres niveles de gobierno han reprimido el liderazgo de las mujeres al encarcelar a Néstora Salgado, representante del municipio de Olinalá, cuyo “único delito fue haber organizado a su comunidad” al encabezar la Policía Comunitaria para impedir que el crimen organizado reclutara a más jóvenes.
En el encuentro se informó que el próximo 5 de marzo se llevará a cabo en el DF una reunión de representantes de mujeres, para la construcción de una red a nivel nacional.
=CIMAC=
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