Para asegurar un trato digno a los animales se requieren estrategias educativas, desde el nivel básico, que promuevan valores como el respeto y la solidaridad. Además de vigilar el cumplimiento estricto de la Ley de Protección Animal, la educación sustentada en valores es fundamental, planteó José Manuel Berruecos Villalobos, de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM.
La instrucción es imprescindible para erradicar, por ejemplo, mitos sobre los efectos de la esterilización de perros y costumbres negativas que tienden a la crueldad. Desde la primaria debería enseñarse que tener una mascota es una responsabilidad y no un pasatiempo. “Entre más educado un pueblo, más respeta a estos seres”, afirmó.
El profesor emérito también aludió a la necesidad de garantizar un trato humanitario a los que son producidos en granjas, como vacas, cerdos y aves, la mayoría, en condiciones deplorables, y al ganado sacrificado con tratos crueles en rastros, expuso en ocasión del Día Mundial de los Animales.
Ante una creciente demanda de alimentos, las tareas de estos establecimientos deben guiarse con criterios humanistas, establecer mejores condiciones de vida a los animales de producción y evitar su maltrato, puntualizó el investigador, galardonado con el Premio Universidad Nacional en Ciencias Biológicas y de la Salud en 1998.
Esta fecha, expuso, es un llamado de conciencia contra el maltrato. En la facultad, los estudiantes aprenden que esto se contrapone a los principios éticos de cualquier persona y, en específico, del veterinario zootecnista. Por ello, en el plan de estudios de licenciatura se incluye, en el primer semestre, la asignatura de Bioética.
Además, es indispensable conocer el comportamiento de estas criaturas para determinar si viven en condiciones adecuadas o si padecen dolor o estrés, y tratar de evitárselos.
Por ejemplo, si un tigre en cautiverio camina de un lado a otro, demuestra su incomodidad, no lucimiento ante el público, y si un gorila se estrella contra las paredes de acrílico de su encierro, exhibe su enojo. En estos casos, los especialistas ofrecen alternativas para solucionar sus molestias, con respeto a su integridad, precisó.
Mascotas, una responsabilidad
Norvack vive desde hace siete años con las personas que lo consideran un integrante más de la familia. Fue el único de una camada de seis cachorros que sobrevivió a la falta de cuidado, maltratos y crueldad de los dueños de un negocio dedicado a la venta de mascotas.
Aún con un golpe en la cadera, no sufrió abandono, como sucede con la mayoría de perros regalados o comprados a pocos días de su nacimiento para después ser, prácticamente, dejados a su suerte en las calles. Esta realidad, frecuente en bazares y mercados de las ciudades, se contrapone al sexto artículo de la Declaración Universal de los Derechos del Animal, que refiere: “El abandono es un acto cruel y degradante”.
Además, estas criaturas constituyen una problemática, al agruparse en jaurías, ser portadores de enfermedades como la rabia y defecar al aire libre. Para solucionar el problema no basta con las campañas de esterilización o vacunación, las personas deben comprender que no se trata sólo de alimentarlos con sobras, sino de asumir la responsabilidad de su cuidado.
Jornada mundial
El experto recordó que los orígenes de la conmemoración se remontan a 1929, año en que la Organización Mundial de Protección de los Animales impulsó iniciativas para evitar el sufrimiento en exceso de estas especies. Dos años después en Florencia, Italia, se organizó una convención de ecologistas, con la finalidad de alertar acerca de la difícil situación de las consideradas en peligro de extinción.
En 1978, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) aprobó la Declaración Universal de los Derechos del Animal, posteriormente adoptada por la Organización de las Naciones Unidas.
En la primera década del siglo XXI, en Inglaterra se integró un movimiento ciudadano orientado a establecer el Día Mundial de los Animales, que actualmente es celebrado cada 4 de octubre, en la misma fecha de la fiesta de Francisco de Asís, su santo patrón.
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