Presenta Prodh el libro Transición traicionada: los derechos humanos durante el sexenio 2006-2012

Foto: Centro ProDH.

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 El Centro Derechos Humanos Miguel Agustín Pro AC (Prodh), presentó ayer la publicación Transición traicionada: los derechos humanos en México durante el sexenio 2006-2012. La publicación de 305 páginas señala que durante el sexenio que concluyó el 30 de noviembre de 2012, la persistente lucha de la sociedad civil para conseguir una sociedad más justa y democrática cosechó frutos diversos: la aprobación de reformas legales al artículo primero constitucional que consolidó el marco legal mexicano aplicable a los derechos humanos; la Ley para la Protección de las Personas Defensoras y Periodistas; el reconocimiento de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (principalmente en acatamiento a las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos) de la inconstitucionalidad del fuero militar. Estos avances impulsados desde las organizaciones de la sociedad civil, revelan la vitalidad del movimiento nacional de derechos humanos del cual forma parte Prodh y cuyo fortalecimiento es resultado de los mejores esfuerzos de la sociedad en busca de impulsar de manera plena un estado democrático de derecho: ejemplo de ello es la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos “Todos los derechos para todas y todos”, el “Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos” (Mapder), y la “Red Mexicana de Afectados por la Minería” (REMA) y el Colectivo Oaxaqueño, entre otras.

 El libro indica que “…el sexenio que transcurrió de diciembre de 2006 a noviembre de 2012, fue un periodo en el cual imperó el luto, el dolor e incluso el terror en amplios sectores sociales debido a las miles de personas asesinadas, desaparecidas, desplazadas, exiliadas, torturadas, extorsionadas, víctimas directas o indirectas de una violencia que ensombreció al país. La vida cotidiana de quien reside o transita por México ha sido interrumpida –como ocurre en los contextos de guerra– por la crueldad, la corrupción, la arbitrariedad y otras formas de lucrar con la muerte. Empero, a esta brutalidad también se le contrapuso la solidaridad, la conciencia, la movilización organizada o espontánea para reclamar paz, para reivindicar derechos. Si por un lado se decantaron y cristalizaron los extremos de la crueldad, en contraste persistió la valentía de quienes alzaron la voz, arriesgando su vida en busca de la verdad y la justicia, así como la de quienes apoyan a las víctimas sin importarles el riesgo de ser criminalizados; de quienes ayudaron desinteresadamente de las y los migrantes centroamericanos a su paso por México, por recordar uno de los más claros pendientes de nuestra sociedad hoy en día».