El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en México, presentó el nuevo Índice de Desarrollo Humano (IDH) para todas las entidades federativas con la estimación más reciente para los años 2008 y 2010. El documento “Índice de Desarrollo Humano en México: cambios metodológicos e información para las entidades federativas” muestra un nuevo panorama del desarrollo humano a partir de los métodos adoptados mundialmente y muestra que aunque el país presenta un IDH alto, existe una gran disparidad entre las entidades federativas.
La nueva metodología muestra que mientras los estados con los mayores progresos tienen un IDH similar al de países como República Checa o Polonia, otros cuentan con un IDH comparable al de Bolivia o Argelia. El Distrito Federal, Nuevo León y Baja California Sur ocupan las primeras tres posiciones del ordenamiento nacional del IDH al año 2010, mientras que Guerrero, Oaxaca y Chiapas ocuparon los últimas tres posiciones del listado.
El evento se realizó en la sede común de las Naciones Unidas en México y contó con la participación del Sr. Félix Vélez Fernández-Varela, Secretario Ejecutivo del Consejo Nacional de Población (CONAPO); del Sr. John Scott, profesor e investigador del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE); del Sr. Ernesto Treviño, Director del Área de Reducción de Pobreza y Competitividad Productiva del PNUD en México y del Sr. Rodolfo de la Torre, Coordinador de la Oficina de Investigación en Desarrollo Humano del PNUD en México.
El desarrollo humano mide las oportunidades de los individuos para gozar de una vida larga y saludable, para acceder a conocimientos individual y socialmente útiles, y para obtener medios suficientes para involucrarse y decidir sobre su entorno. Su medición se realiza a partir de indicadores de salud, educación e ingreso, los cuales integran el IDH. Sin embargo, recientemente se introdujo, en el Informe Mundial Sobre Desarrollo Humano 2010, una nueva metodología para su cálculo que refina las dimensiones de educación e ingreso, ajusta los referentes internacionales de todas sus variables y la manera en que éstas se sintetizan.
En su participación, el Sr. Treviño mencionó que detrás de estos indicadores se encuentran disparidades que nos llevan a la reflexión. Dijo que por ejemplo “mientras un habitante promedio del estado de Quintana Roo tiene una esperanza de vida al nacer de 76.2 años, en los estados con menor IDH este indicador se reduce en tres años”.
Otro caso es el de la educación: los estados mejor ubicados en la tabla cuentan con una escolaridad esperada equivalente al nivel de educación media superior, mientras que en los estados con mayores retrasos ésta se ubica en el límite de concluir la educación primaria. En términos de ingreso, se pueden comprobar diferencias hasta de 23% en los ingresos de los habitantes de las entidades mejor posicionadas respecto a aquellas con mayores retos.
El Director del Área de Reducción de Pobreza y Competitividad Productiva del PNUD añadió que esta medición aporta elementos útiles a los tomadores de decisión, “por un lado permite evaluar el desarrollo del país en términos de las condiciones de vida de su población, permite establecer la magnitud de las brechas de desarrollo en cada dimensión y caracterizar los nuevos retos nacionales”.
Por el otro, el IDH constituye un insumo elemental para evaluar las acciones de los gobiernos con un instrumento que pone en el centro de su análisis al ser humano.
El documento también muestra una comparación internacional en los últimos treinta años en la que se destaca que el país sobrepasó, desde la década de 1990, la media de los países con IDH alto y continúa incrementado la distancia que lo separa de la media de América Latina y el Caribe.
De acuerdo con este indicador, existe una heterogénea dinámica al interior de país: mientras Nayarit, Michoacán y Puebla se ubican entre las entidades con mayor crecimiento entre 2008 y 2010, otros estados como Baja California Sur, Tamaulipas y Chihuahua registran una tasa de crecimiento negativa. El desempeño por componentes fue, en general, favorable para la mayoría de los estados, particularmente en las dimensiones de salud y educación en las que todas las entidades mostraron una tendencia de crecimiento positiva. Sin embargo, la tasa de crecimiento del índice de ingreso fue mayoritariamente negativa, y fueron Chihuahua, Colima y Baja California Sur las entidades que registran las mayores pérdidas.
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