La Comisión de Hacienda y Crédito Público, que preside el diputado José Isabel Trejo Reyes (PAN), dio inicio formal a las audiencias públicas sobre la reforma hacendaria, para conocer las posturas de diversos organismos y “buscar hacer ajustes”, en función de sus méritos.
Trejo Reyes informó que 66 organismos contribuyentes han solicitado exponer su opinión ante diversas comisiones de la Cámara de Diputados, entre ellas, Hacienda y Crédito Público, Seguridad Social, Economía y Energía.
Señaló que todas las posturas y propuestas se trabajarán de acuerdo al proceso parlamentario.
Las audiencias en torno a la reforma fiscal 2014, expresó, “obligarán a tener antes del 20 de octubre la dictaminación correspondiente en la Cámara de Diputados para que vaya al Senado”.
Durante la primera audiencia pública se conoció el sentir de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex); la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA); la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones; la Asociación Mexicana de Distribuidores Automotores; American Chamber of Commerce, la International Fiscal Association, entre otras.
Por la Coparmex, el presidente de su Comisión de Asuntos Tributarios, Pedro Higuera Velázquez, manifestó que esperaban que las reforma hacendaria alentara la inversión y la generación de empleos, “pero no es lo que percibimos”.
Al externar sus inquietudes respecto a la propuesta del Ejecutivo, dijo que la reforma impacta a la clase media y no necesariamente a niveles de ingresos elevados. La restricción de deducciones personales es lo que más preocupa a ese estrato, que es el que manda a los hijos a la escuela en México.
Afirmó que “no puede ser la vía querer recaudar más restringiendo las deducciones”, pues eso desalentará la inversión en el país.
Expresó su disposición para dialogar sobre los puntos que preocupan a la Coparmex, como la aplicación del Impuesto Sobre la Renta (ISR) a dividendos que pagan las empresas; la reinversión de utilidades y gravar con 10 por ciento las ganancias en la Bolsa Mexicana de Valores, así como la deducción parcial de previsión social o de prestaciones.
Además, les inquieta la no deducción para aportaciones complementarias a fondos de pensiones y jubilaciones y los costos estimados en el sector inmobiliario.
Llamó a analizar temas que impactan el poder adquisitivo de las personas y a la competitividad, como aumentar a 16 por ciento el Impuesto al Valor Agregado (IVA) en zonas fronterizas. “Hay que hacer comparaciones con las ciudades fronterizas del otro lado, cuya tasa de impuesto al consumo puede rondar 8 por ciento o menos, por lo que homologarla al 16 por ciento, definitivamente afecta la competitividad”.
Enseguida, Francisco Ciscomani, de la Comisión de Cabildeo de la Coparmex, dijo que la clase media es el sostén del país, “por eso vemos con tanta preocupación que esta reforma esté destinada a sacarle más recursos y a limitar la deducción de sus prestaciones”.
Dijo que México vive momentos muy difíciles, pues en 30 años no ha crecido por encima del dos por ciento y “se tenían grandes expectativas sobre la reforma hacendaria”.
Manifestó que una de las preocupaciones de esta organización es la creación de prestaciones sociales como el Seguro de Desempleo y la Pensión Universal, pues el país no tiene una situación consolidada para hacerlo y va a traer costos adicionales muy importantes.
A su vez, el director general del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), Luis Foncerrada Pascal, afirmó que ésta no parece ser una reforma para crecer, sino que “es recaudatoria y pudiera ser recesiva en el mediano plazo” y manifestó su alarma porque se vuelve “a un esquema de gran endeudamiento”.
Indicó que en estas reformas se plantea un crecimiento real de gasto de 9 o 10 por ciento, pero la economía va a crecer al 3.5 por ciento. “Eso quiere decir que el gasto crecería dos, tres o cuatro veces más que el PIB. Es un incremento impresionante”.
Destacó que el déficit sensato y razonable no es malo, “pero no del cuatro por ciento del PIB”, por lo que planteó la necesidad de reducir el gasto para no tener que contratar tanta deuda”. La deuda, dijo, debe crecer a una tasa menor o igual a la del PIB para que sea sustentable.
Reconoció que los déficits son válidos, siempre y cuando no pongan en riesgo la sustentabilidad del país y la estabilidad macroeconómica. “No hay que poner en riesgo el crecimiento a futuro, porque las llamaradas de petate pueden hacer crecer un año, pero luego no, luego hay que pagarlo y la deuda no es una solución mágica”, enfatizó.
Dijo que se debe racionalizar el gasto, revisar programas regresivos y reducir gasto en muchos aspectos, así como modificar la propuesta de nuevos impuestos para crecer. “Estamos distraídos con los impuestos, pero un gasto tan grande, requiere una deuda grande, y esta es tres veces más grande que lo que estamos discutiendo en los ingresos”.
=Cámara de Diputados=
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