Se requiere un nuevo marco jurídico para proteger los bosques del DF: Oscar Zárate, gerente estatal de la Conafor

Foto: Conafor.

Salvar los bosques del Distrito Federal pasa por la propuesta de destinarles un porcentaje del pago de verificación de refrendos vehiculares, y pedir a empresas asentadas en la capital una aportación para servicios ambientales.

Así lo explica en entrevista con Diario Jurídico el Gerente estatal de la Comisión Nacional Forestal en el Distrito Federal, Oscar Zárate Arenas.

Hace 65 años fue expedido un decreto por el presidente Miguel Alemán que establecía que los bosques del Distrito Federal debían protegerse ante la tala inmoderada y prohibía hacer un manejo forestal incluso por quiénes ahí vivían o eran sus poseedores.

Los resultados son plagas y envejecimiento de esos bosques. Asimismo, quienes viven ahí al estar impedidos de explotarlo, prefieren dedicar sus parcelas a actividades agrícolas o a la urbanización.

Para salvarlos la Comisión Nacional Forestal ha hecho foros que coinciden en que la ley debe contemplar el pago de servicios ambientales, explica Zárate Arenas.

El funcionario señala que esta tarea pasa por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y derogar el decreto por la siguiente legislatura federal.

En caso de no hacerlo entre tres mil y cuatro mil hectáreas podrían perderse en los próximos dos años, y siete mil en la siguiente década. Cuajimalpa y el Bosque de Tlalpan son las zonas más amenazadas.

Esto fue lo que compartió con Diario Jurídico.

Diario Jurídico (DJ): ¿Cuál es la situación actual de los bosques en el Distrito Federal?

Oscar Zárate Arenas (OZA): El DF tiene dentro de su superficie  una cantidad importante casi 68 mil hectáreas dedicado a suelo de conservación, dado que son bosques o pastizales ligados a la conservación.  Sin embargo ha sido un proceso constante que vayamos viendo la perdida de superficie ligada al crecimiento urbanos.

¿Cuáles son las causas? Son varias. Una sin lugar a dudas es el régimen o legislación que opera y estableció en su momento la veda forestal sobre su superficie de la ciudad de México y que a la luz de los especialistas y lo que nosotros vemos está dificultando en hacer actividades más versátiles y de respaldo al bosque. No estamos hablando nada más de madera como tal, como si fuera el objetivo, sino al no poder establecer un proceso de manejo de los bosques estos han venido envejeciendo y por otro lado son víctimas de condiciones de plagas que los perjudican y por supuesto de un crecimiento urbano que gana espacios a las zonas agrícolas y estas hacia el bosque.

Se necesita una renovación en el marco jurídico de la ciudad que nos lleve a adoptar nuevas técnicas de manejo, de conservación y que permita un punto muy importante: complementar los elementos que se establecieron en la ley de mitigación y cambio climático de la ciudad de México aprobada el año pasado por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, complementar cómo vamos a manejar los bosques. Hoy  el propietario de un bosque en la ciudad de México, como son ejidos y comunidades, de 68 mil hectáreas, 44 mil son de bosque que se ven sumamente limitados para hacer alguna actividad de orden económico como  tal y estas actividades deben ser reguladas y ordenadas y necesitamos un cuerpo jurídico. En virtud de eso la Conafor lo que ha identificado ante diferentes especialistas del Instituto Politécnico Nacional, la Universidad de Chapingo y otras instancias cuáles han sido los impactos de esta ley de veda que se decretó en 1947 y a la  fecha y en todos los casos se señala una necesidad de cambio. Por otro lado necesita incorporarse al manejo del bosque en la ciudad el esquema más claro de pago de servicios ambientales. Como esta ciudad y los que habitamos y nos vemos beneficiados de los bosques, pagamos o contribuimos en la conservación de esa superficie porque hoy por hoy solamente a través de los programas de gobierno federales o de la ciudad se pagan sobre 17 mil hectáreas y es un pago si no despreciable, tampoco es un pago que la ciudad participe en la justa dimensión y por ello se necesitan modificar las leyes fiscales para que por una parte se tengan los recursos presupuestales que se generen en la ciudad vayan a parar finalmente a la conservación de los bosques  vía el pago directo a sus dueños. Esto requerirá de una revisión jurídica y analizar con esto como la ley de cambio climático que ya establece  el pago sobre lo que son las emisiones de dióxido de carbono (Co2) vengan a ser ligados, pero la base es esta legislación importantísima donde tendremos que crear concepto de pago ambiental y silvicultura de conservación, como medidas.

Es un decreto creado por la Cámara de Diputados federal, por tanto requiere de ser derogado por ellos mismos y en ese espacio trabajar con la ALDF y el gobierno del Distrito Federal en que se vaya creando de manera paralela para no crear vacios en materia legislativa, crear legislación local. Para esos aspectos la Conafor ha tomado espacios de foros, consultas y realizaremos en breve en un par de meses un estudio técnico-jurídico de cómo deben ser las movilizaciones de esta investigación que nos de todos los elementos para que también incluyan aspectos técnicos, de gobernanza, cómo debe ser más clara entre autoridades, de vinculación de autoridades federales, estatales y locales que participan y el ordenamiento de la ciudad de México que también se está elaborando.

En términos de lo jurídico va a reflejar en buena medida un ejercicio de conservación importante de los recursos de una de las ciudades más importantes del mundo, no estamos hablan solo de un documento que sea solo benéfico para habitantes, sino  que dirá relación muy clara entre ciudad y bosque y para Conafor representa un cambio importante de cómo una ciudad  ya puede madurar y hacerse responsable de os servicios ambientales.

DJ: ¿Estos cambios que contemplan para regular, pasan por los diputados federales y por la ALDF, ya han cabildeado?

OZA: Nuestro trabajo es de comentario con la parte de la sociedad civil involucrada por cámaras, especialistas, los propios dueños. A nivel de autoridad del gobierno de la ciudad de México es poner alternativas ante el consejo y ante el cierre de periodos legislativos de congresos sea esta materia a incorporar en las próximas  legislaturas tanto federal como de la ciudad de México, y sean temas que forme parte de la agenda.

Foto: Delegación Magdalena Contreras.

Es un tema en el que coincidimos la autoridad local como nosotros, que quien gobierne la ciudad tendrá que hacer planteamiento serio de cómo darle preservación y conservación de los recursos  de esta ciudad para las próximas dos décadas, porque hoy por hoy estamos viendo los aspectos de la legislación que se creó en 1947, pero se ha quedado trunca. En diferentes elementos fue rebasada, ganó el crecimiento urbano, es de esperarse que si no tenemos mandos o normativas como tal, tenemos un ejercicio riesgoso, la superficie forestal y servicios ambientales que brinda  para  las siguientes dos décadas. Tenemos estudios muy serios en la Conafor que esta falta de operación en los bosques  de la ciudad y de su esquema  jurídico de cómo manejarlo, conservarlo, puede llevar  a que en una década se pierdan hasta 7 mil hectáreas  de suelo de conservación y es muy claro que estamos perdiéndolas a raíz de los movimientos urbanos principales.

DJ: ¿Es a causa de paracaídistas, asentamientos irregulares?

OZA: Paracaidistas asentamientos irregulares, eso que se ha estado identificando. Si bien se estableció Bando Cero en la administración anterior que establecía que no podía haber crecimiento (urbano), la verdad es que el mercado ilegal ha seguido haciendo presa de muchas zonas, ahí se comercia, se vende la tierra y eso nos pone en riesgo. Habrá que ajustar el sistema para hacer esto prioridad.

DJ: ¿Cuáles son las zonas más en riesgo?

OZA: Tenemos problemas muy serios  en los límites de Cuajimalpa. Ahí el problema es que lo que quedaba como zona agrícola ya fue transformado en muchos casos a zona urbana y la frontera entre zona urbana de la región como Santa Fe o salida a la carretera México-Toluca ya es muy inmediata sobre el bosque, son zonas de alto impacto. La otra que consideramos es la zona de Tlalpan en la salida a Cuernavaca, ya hay muchos predios que fueron parcelados, hacen actividad agrícola, gradualmente podemos ver que los comercialicen si no se establecen esquemas claros de defensa. Al subir este esquema jurídico nos permite que la ciudad en términos de aportación de recursos estos productores agrícolas y forestales tenga mayor certeza en su actividad. Es un tema que queremos  que los próximos legisladores tendrán que tocar el tema por viabilidad de la ciudad de México y de todos los habitantes de ella.

DJ: Ante este panorama, díganos, ¿el decreto de 1947 cómo ata de manos, qué no puede hacer un productor, cuáles servicios ambientales no se pagan?

OZA: La ciudad ha evolucionado mucho en los últimos años y hoy con las últimas tecnologías se puede hacer manejo del bosque, se determina un cierto porcentaje de madera que puede retirarse para evitar envejecimiento del bosque y para crear zonas donde pueda crecer nuevo arbolado.  Al no existir esa posibilidad la única manera de retirar los árboles  en la ciudad de México en los bosques es hasta que uno de ellos se enferme o muera y esto lo que hace es que nos impide actuar con anticipación para prever plagas, entonces hay que esperar a que arboles se enfermen o tengan un nivel de daño para actuar, lo cual nos hace lentos en nuestra participación. Adicionalmente esta situación se ha acrecentado cómo consecuencia de contaminación, cambio climático, mayor estés, más sequía, entonces muchas veces lo que estamos haciendo, si tuviéramos posibilidades de hacer planes para conservar estaríamos interviniendo en las zonas. Mucha gente puede decir que esta veda se hizo ante problemas de tala inmoderada, que hubo en la ciudad en el México postrevolucionario, pero ahora hay muchas herramientas que se pueden incrementar.

La otra es que no tenemos elementos para saber cuál es la situación de los bosques porque no hay programas de manejo, pues muchas veces para establecer cuál es ese servicio ambiental que la ciudad debería de pagar y aquí nos referimos a que un metro cuadrado de construcción o que se va a construir tiene un valor, un metro cuadrado o una hectárea e bosque debería tener un valor que debería permitir a sus propietarios que le permita seguir manejándolo y que nos beneficia a todos.

En ese sentido los presupuestos  deberían establecer claramente cuánto del producto que se obtiene se debe de ir a conservar esos bosques y pagar a gente  que están en ellos. Hay que decir que los núcleos agrarios, que es como está constituida la tierra en México como propiedad social de la legislación de esa época, cada vez tiene mayor número de habitantes entonces o tienen los ejidos en la ciudad de México una asamblea de mil 800 personas, mil 600 personas que deben de ponerse de acuerdo y ahí también se requiere que la ley les de nuevas herramientas para como trabajar sus bosques y cómo gobernarlos. Algunas fundaciones nos han presentado estudios de cómo desde 1950 o el 57 de cuál era la condición del bosque  hasta la fecha y es obvio que en el proceso de transformación de la ciudad, ni la veda logró su objetivo de pararlo, al contrario tenemos dispersión y sí requerimos a diferencia de otros lugares trabajar con certeza. Esta ley que abarcaba la ciudad como al estado de México, a diferencia del estado de México fue levantada la veda en la década de los noventa y empezó a haber programas de manejo de bosques. Hoy los bosques del estado de México colindantes con el DF están más restablecidos mejor manejados y esta legislación no implica que donde haya áreas naturales   protegidas no se conserve y no se preserve, por supuesto debe conservarse y preservarse  con estándares muy altos de conservación.

DJ: ¿En los bosques de la ciudad no reciben entonces pagos ambientales?

OZA: Estamos empezando a crear los primeros mecanismos de servicios ambientales, ya existen programas federales y locales para estas 17 mil hectáreas, pero creemos que muchas empresas que tienen sus domicilios o corporativos en la ciudad de México pueden aportar recursos para conservar bosques de la ciudad de México si los esquemas son más flexibles si autoridades y la ciudad le reconozca aportación y la puedan cuantificar en términos de recursos. Ya tenemos los primeros ejercicios desarrollados, empresas que han comenzado a pagar servicios ambientales se complementan con fondos del gobierno de la república y podría crecer si la ciudad tuviera fondos específicos  para incrementar eso. Una hectárea de valor en la ciudad de México no podría recibir menos de cinco mil pesos al año por servicios ambientales , pasar de un esquema de mil 500 a uno donde pueda sostenerse este tipo de actividad entre estos mil 800 que forman parte del ejido, pero además porque han llegado avecindados a vivir; la dinámica de los bosques aunque en términos de población no tiene el impacto respecto a la ciudad de México sí en términos de preservar los bosques es importante.

Foto: Secretaría del Medio Ambiente del DF.

De lo contrario lo único que puede pasar es que vendrá un desinterés por muchos de ellos por ese sitio y conservarlo y las autoridades tendrán que pagar aun más recursos por ir reduciendo eso. Y aquí hay otra parte importante: a pesar de que existen los elementos para vigilancia determinados por la ley a través de las procuradurías, el mejor vigilante del bosque es el propio dueño cuando esta consciente de que hay que cuidarlo, de que de ahí depende su estabilidad ejidal, su economía, sus habitantes. Ahí es donde queremos trabajar, trabajar en este tema que el turismo que se hace en estas zonas nunca sature ni rebase o destruya finalmente los bosques. Hay casos muy difíciles de zonas  donde se abrieron al turismo y cuesta mucho trabajo regular a los comerciantes, a los vendedores a la actividad que se hace ahí.

DJ: ¿Tenemos casos en el DF?

OZA: Por ejemplo una zona que fue muy complicada de manejar es el Desierto de Los Leones, se ha ido controlando, pero también tenemos zonas hacia la Magdalena Contreras, hacia los bosques de los Dinamos.

Es complicado ver cómo crece el número de vendedores, si bien se han ido controlando y regulando los accesos, en la periferia existe mucha actividad económica y eso va haciendo que ni ganan unos lo suficiente y el bosque tiene muchos visitantes. Hay que regular esas condiciones y crear elementos para que se ordenen actividades alternas como turismo, son actividades importantes pero hay que regularlas, en eso estamos trabajando con el GDF y estamos de acuerdo en trabajar en los bosques de la ciudad de México

DJ: ¿Tiene contemplado este esquema de pagar un impuesto?

OZA: Lo que podría ser un pago de verificación de refrendos vehiculares, un porcentaje  de esta cuestión. Lo que principalmente hace el bosque es capturar CO2 y los principales emisores de contaminantes son los vehículos, entonces en este esquema que permita  transferir recursos de esa recaudación al generar los fondos es una de las alternativas que hemos planteado.

DJ: ¿Podría no ser popular?

OZA: Puede no ser popular, pero es parte de la sobrevivencia de la ciudad. Los recursos que se invierten del gobierno de la ciudad como del gobierno federal cercanos a los 400 millones de pesos, proporcionalmente contra la dimensión de la ciudad y el presupuesto que existe es muy poco recurso. Hay que cambiar el peso específico de los bosques en la ciudad porque son los que proveen agua, salud y oxígeno y si se ven con mayor nivel de deterioro.

DJ: ¿Hay un plazo para actuar?

OZA: Hay zonas con cambio de uso de suelo y podríamos hablar que si no se hace se acelera la pérdida de superficie y por lo menos 3 mil ó 4 mil hectáreas podrían estar cediendo por cambio de uso de suelo gradualmente si no se hace esta actividad.

DJ: ¿En cuánto tiempo?

OZA: Puede ser un par de años, sobre todo en zonas como Tlalpan que corren riesgos sobre todo porque ya hay certificados parcelarios y empieza a haber dueños interesados en vender esos terrenos y no siempre serán para crear nuevas zonas agrícolas, serán muchas ante crecimiento urbano puede iniciar espectro de especulación.

Lo importante es que no sólo ante medidas de coerción, sino de promoción  los bosques tengan una sostenibilidad y la gente permita mantener superficies como tal.

Lo que vamos a hacer como gobierno federal y con la ciudad es hacer un planteamiento a la próxima legislatura de manejo de bosques en su agenda prioritaria. Si bien reconocemos que están interesados en temas ambientales, sí será prioridad como garantizar la vida de los bosques que nos benefician a todos.

Será experiencia para muchas ciudades del país, como ganar fortalezas de servicios ambientales. A veces se pagan servicios ambientales en selvas o bosques donde no hay amenazas pero donde está la presión todos los días, donde es necesario este tipo de esquemas

DJ: ¿Hay otras ciudades que requieran un esquema similar?

OZA: Hoy lo estamos viendo en Guadalajara con este famoso incendio de la Primavera, si bien ahí hay toda una estructura los bosques de alrededor también necesitan reconocer y trasladar recursos para no enfrentar este tipo de problemas eventualmente cada vez que hay un incendio y estas son las ciudades mayores, pero eventualmente deberá ocurrir en otros casos. Ahí la ventaja es que no hay ley de veda en el estado y podrán hacer otras cosas. Será interesante ver qué mecanismos jurídicos puede haber, encontrar un esquema más sólido de consumo, en los estados, en la ciudad se ha querido hacer por medidores de agua, ver que sí se pueden conseguir mayores recursos para proteger nuestros bosques.

NUMERALIA

  • 68 mil hectáreas de conservación hay en el DF
  • 44 mil son de bosques
  • 17 mil hectáreas entran en programas del DF o del gobierno federal para recibir pagos por su conservación
  • 7 mil hectáreas podrían perderse en una década si no se hace nada
  • 3 mil o 4 mil hectáreas podrían estar cediéndose  por cambio de uso de suelo en los próximos dos años si no se cambia el decreto y se establecen pagos de servicios ambientales