Como es sabido, la obsesión del ex presidente Felipe Calderón por su guerra contra el crimen organizado rompió, de entrada, los umbrales de las formas de ejercer violencia: los decapitados dieron la vuelta al mundo y son hoy la principal publicidad de México en el extranjero, sólo comparable a la que tuvo Liberia, África en los años 90´s.
Peor aún, los “logros” de la guerra del ex presidente panista apuntan a que hubo (¿muchos o pocos?) sólo de ficción. Tal es el caso, por ejemplo, del mítico líder del cártel “La Familia Michoacana”, Nazario Moreno González que el gobierno calderonista dio por muerto, con su sola palabra ese hecho. Veamos por qué afirmo lo anterior.
Primero. A principios de mayo del 2012, me reuní con mi amigo y gran periodista de investigación, Marco Lara Klahr, quien me compartió la investigación en curso que venía realizando sobre Michoacán y el crimen organizado. Ahora lo escribo porque la obra Cosas de familia de Lara Klahr acaba de salir en su versión en línea y lo hará próximamente en forma impresa. Al periodista le llamaba la atención que hubiera voces que sonaban convincentes, que off the record le afirmaban que la muerte de Nazario Moreno González era sólo un montaje y que gozaba, en realidad, de buena salud. La inquietud de Lara Klahr residía en que el gobierno de Felipe Calderón había festinado el “abatimiento” del principal líder de “La Familia Michoacana”.
En efecto, la SSP en su boletín 727 del 14 de diciembre del 2010 afirmó que: “cayó abatido Nazario Moreno González, también conocido como ”El Chayo” o ”El Doctor”, principal líder y uno de los fundadores de la organización criminal. Sin duda, el golpe más severo que haya recibido esta organización en toda su historia criminal”. Más todavía, en su quinto Informe de gobierno en el 2011, Calderón destacó el hecho como uno de sus principales logros en estos términos: “Nazario Moreno González, ”El Chayo”, principal líder delictivo, responsable del adoctrinamiento y uno de los fundadores de la organización criminal de La Familia, abatido por Fuerzas Federales en diciembre de 2010”. (http://quinto.informe.gob.mx/informe-de-gobierno/resumen-ejecutivo/estado-de-derecho-y-seguridad).
Ante estas afirmaciones reproducidas acríticamente por casi todos los medios y comentaristas, Lara Klahr se propuso buscar la verdad detrás de las declaraciones del gobierno panista, a efecto de contar con datos duros que confirmaran o desmintieran que Nazario Moreno efectivamente había muerto.
Segundo. Lara Klahr me pidió que lo ayudara a interpretar y darle mi retroalimentación a la batería de solicitudes de información que había formulado a distintas dependencias federales y locales. A lo que acepté por el tema y la persona. El resultado fue, en suma, que las respuestas a las solicitudes eran inversas proporcionalmente a las afirmaciones de Alejandro Poiré, vocero gubernamental para la seguridad.
Al hacer un análisis sobre las solicitudes y las respuestas de acceso a la información sobre dictámenes, pruebas periciales o documentos que confirmaran la muerte de Nazario Moreno encontré de entrada tres elementos importantes: a) La lentitud burocrática, resistencias a informar y aprovechar todos las rendijas de la ley para que el solicitante cejara en su intento de obtener información vía el aburrimiento; b) La ausencia de coordinación no sólo entre el gabinete de seguridad, sino entre las dependencias y las oficinas que forman parte de ellas. Así, por ejemplo, la PGR informó que carecía de la información solicitada, pero que podría intentarse en la SIEDO, como si ésta no fuera parte de aquélla. Lo mismo en la Secretaría de Seguridad Pública en relación con la Policía Federal que depende de la propia SSP; c) La coincidencia en las respuestas: la información es inexistente, lo que en principio puede significar una argucia legal para evitar que el IFAI pudiera revocar su acuerdo de clasificación por tratarse de información reservada y/o confidencial.
Tercero. Al seguir analizando la información detecté tres cosas más que no había reparado: a) El boletín 727 de la SSP citado había engañado a la sociedad con la verdad al sostener que: “El pasado 9 de diciembre, diversos elementos de información obtenidos durante un operativo desplegado por elementos de la Policía Federal, el Ejército Mexicano y la Marina-Armada de México, coincidieron en señalar que cayó abatido Nazario Moreno González . En otras palabras, la única “evidencia” de la muerte del líder de “La Familia Michoacana” eran “diversos elementos de información”, los que en el mejor de los casos hubieran sido indicios, pero jamás prueba plena, incontrovertible, violando los más elementos principios de legalidad, en aras de posicionar un mensaje político en el marco de las elecciones por la gubernatura de Michoacán; b) Las respuestas de las dependencias probablemente habrían dicho en esta ocasión la verdad: no había peritaje, estudio o análisis conforme a derecho de la muerte de Nazario Moreno. Y sí, efectivamente, la información es inexistente; y c) Por la estructura de las respuestas se desprende que institucionalmente las dependencias fueron ajenas a los hechos y que la información que tenían era sólo el boletín 727 de la SSP el cual, por cierto, difícilmente fue redactado por un área de comunicación social por su estructura, contenido y lenguaje.
Por lo pronto, estas afirmaciones del ex presidente Calderón pueden constituir los delitos tipificados en el artículo 7º, fracciones VI y VII del Código Penal Federal, que además representan una de las excepciones del artículo 108 párrafo segundo de la Constitución Política Federal. En ese mismo delito podrían incurrir los miembros responsables de la Policía Federal, el Ejército y la Marina Armada de México encargados del operativo. Adicionalmente, los agentes mandos de la Policía Federal podrían incurrir en lo dispuesto por el artículo 47, fracción XX de la Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos. A los miembros del Ejército y de la Marina Armada de México podría aplicárseles lo dispuesto por el artículo 275 del del Código de Justicia Militar vigente.
Si no hay evidencia mínima que Nazario Moreno está muerto, es dable pensar que esté vivo. Paradójicamente Lara Klahr con los “elementos de información” que obtuvo no hizo una nota para desmentir la verdad oficial, sino que le generó indicios para una investigación con datos probatorios. Felipe Calderón, por el contrario, violando la ley con los “elementos de información” obtenidos no ordenó averiguación alguna, sino que esos datos fueron suficientes para “abatir” a Nazario Moreno.
(*) Opinión del especialista en asuntos de transparencia y libertad de expresión e investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, Ernesto Villanueva
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