El 68 y el Derecho a la Información

Foto: Trascavo Político

Imagen: Trascavo Político

=Por Jesús González Schmal=

En el año de 1993 se erigió un monumento a los “Compañeros Caídos el 2 de octubre de 1968”, las palomas de la paz sobre relieve en la piedra monolítica del monumento, vuelan a lo lejos y, una de las más próximas, cae verticalmente. Sin embargo, la parvada sigue su curso hacia el infinito. Este cuadro remata con la consigna: ¡¡ADELANTE!!. El contenido principal es la relación de nombres con apellido y edad de los pocos que se tuvo conocimiento fueron asesinados esa tarde-noche del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. Al término de la lista se asienta el signo de interrogación (¿?)… y se concluye: ¿QUIÉN? ¿QUIÉNES? AL DÍA SIGUIENTE NADA. LA PLAZA AMANECIÓ BARRIDA: LOS PERIODICOS DIERON COMO NOTICIA PRINCIPAL EL ESTADO DEL TIEMPO Y, EN LA TELEVISIÓN, EN EL RADIO, EN EL CINE NO HUBO NINGÚN CAMBIO EN EL PROGRAMA, “NINGÚN ANUNCIO INTERCALADO NI UN MINUTO DE SILENCIO EN EL BANQUETE” (PUES PROSIGUIÓ EL BANQUETE). La autora es: Rosario Castellanos, Memorial de Tlatelolco.

A 45 años de la masacre, cuando todavía no sabemos cuantos cientos de asistentes a la manifestación pacífica de Tlatelolco fueron masacrados, la lectura de ese testimonio da cuenta de lo que significó la dictadura perfecta del PRI, en la que no se insertó una sola nota en los bien pagados medios de información impresos y de difusión electrónica, para no informarle al pueblo de lo ocurrido. Hoy también, la desinformación prevalece sólo que, no como antaño, con el control de Gobernación con la condonación de deudas por la compra de papel de Pipsa a los Diarios, ni por la “chayoteada” a columnistas, directores de periódicos y medios televisivos. Hoy es más cínico, los estratosféricos presupuestos oficiales para publicidad, ponen a disposición del gobierno en turno los caudales de dinero para dosificar la información a los mexicanos a cambio de compra de publicidad.

¿Qué ha pasado? El 68 parecía un precio muy alto como para repetir los errores. Los análisis y estudios de lo ocurrido coincidían en que pese al control informativo vía los medios, al final de cuentas pudieron retrasar la percepción de la realidad por parte del pueblo, pero nunca tal medida ocultaría por siempre el conocimiento de la verdad. La realidad se impondría y la comunidad nacional unificaría la conciencia de ser víctima otra vez del engaño. En estos tiempos, las demandas vienen de diversos rumbos. Una de las más sensibles, fue la del movimiento #YoSoy132, que lanzó a los jóvenes a la calle con la proclama: “queremos información, no manipulación”.

Otra respuesta incontrastable fue la de más de 16 millones de mexicanos que votaron en 2012 por López Obrador. Una coincidencia de esa magnitud no puede sino hacer pensar a quienes, con el dinero en la mano para comprar la información, ven que cada día les costará más pero, a la vez, tendrá menor efecto.Hasta hoy es un misterio saber como es posible que la gran mayoría de los medios en consonancia quizá, con mayor sincronía que nunca, induzcan desde la resignación con el resultado oficial de la elección de 2012, hasta la “constitucionalidad” del Pacto por México y millones y millones de mexicanos, estén seguros de lo contrario.

Las reformas estructurales que empezando con la laboral que ofrecía la creación inmediata de empleos, han fracasado con el más alto índice de desempleo después de su promulgación. No obstante se continúa con la avalancha de los cambios legislativos en educación, en energía, y la financiera, etc, todas con la premisa falsa de que es la falta de leyes y no la incapacidad y la deshonestidad de los gobernantes lo que ha propiciado el retroceso de México en las últimas décadas. La inundación de información sesgada confirma ésta falsedad una y mil veces. Pocos, muy pocos medios independientes, se atreven a hacer el diagnostico de que el atraso del país no tiene otra explicación que el de: impunidad, corrupción y trueque de intereses de los poderes de facto con el poder político formal.

El 68 entonces nos confronta otra vez. Al igual que el 7 de octubre de 1913, cuando el senador Belisario Domínguez es asesinado. Su convicción ¡Libres por la palabra libre! fue el legado que recogieron posteriores generaciones. El legislador chiapaneco pagó con su vida la defensa del sagrado derecho a la libertad de expresión. La propuesta de que la Medalla Belisario Domínguez en este centenario de su sacrificio, sea entregada post-mortem a Francisco “Paco” Huerta, que ha sido de los contados periodistas que si bien, en esa ocasión, no transmitía todavía sus escuchados programas de “Voz Pública”, si fue el que con mayor asiduidad recordaba el aniversario del horror de Tlatelolco y constan los testimonios de radioescuchas, que han hecho que, efectivamente: “2 de octubre no se olvida”.

Lo cierto es que, en éste cuadragésimo quinto aniversario de la noche de Tlatelolco, las demandas de libertad de prensa, de protesta, de sufragio efectivo, de justicia y honestidad, son todavía derechos públicos incumplidos. Gandhi nos diría: “Mañana tal vez tengamos que sentarnos frente a nuestros hijos y decirles que fuimos derrotados. Pero no podremos mirarlos a los ojos y decirles que viven así porque no nos atrevimos a luchar.”