=Por Jesús Alberto Navarro Olvera*=
Twitter: @Jessnavarroolve
Es ineludible para dilucidar la profunda importancia que tiene la próxima instauración del Instituto Nacional Electoral, dar un breve recorrido por la vida de nuestra Patria, ya que los ciudadanos hemos sido invitados, desde los inicios de la República, ha abrazar la idea de que somos la Soberanía Nacional, sembrando nuestras vidas de esperanzas y sueños de libertad.
Es la Constitución Política de la República Mexicana, sancionada por el Congreso General Constituyente el 5 de febrero de 1857, la que establece con todas sus letras, dentro del artículo 40, la forma de gobierno democrática como uno de los cimientos del Estado, que se deben observar. El precepto Constitucional a la letra señalaba: “Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, federal, compuesta de estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior; pero unidos en una Federación establecida según los principios de esta Ley Fundamental”.
El Congreso Constituyente convocado por Decreto el 14 de septiembre de 1914, por Don Venustiano Carranza, en su carácter de encargado del Poder ejecutivo, mantiene en sus términos el artículo 40 Constitucional, por lo que podemos afirmar que el espíritu democrático del Pueblo mexicano se ha mantenido incólume por lo menos 157 años.
Con todo, en la Constitución del 5 de febrero de 1917, podemos encontrar cambios cardinales, como fue la abrogación de la reelección del Presidente de la República, cuyo titular en el periodo previo a la entrada en vigor de la actual Carta Magna, había sido el General José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, reelegido en nueve ocasiones entre el 24 de noviembre de 1876 y el 25 de mayo de 1911, fecha en la que presenta su renuncia. El tirano se mantuvo en el poder político por lo menos 34 años.
Sin embargo, contrario a la escritura de la Constitución, México experimentó durante poco más de setenta años el régimen de dictadura de partido, periodo en el cual, si bien es cierto que la persona que encarnaba la titularidad del Poder ejecutivo no fue reelecta, el Pacto Revolucionario consistió en que cada seis años se eligiera a un miembro distinto, pero del linaje revolucionario, para continuar con la dominación política surgida de la conflagración de principios del siglo XX.
No obstante, no se debe soslayar, como ya sea ha señalado en entregas anteriores, como una de las grandes herencias de la etapa post revolucionaria una sólida, vasta y rica cultura, concebida y alimentada por ideólogos de estirpe, plumas orgánicas, muralistas, y una consistente generación de intelectuales cobijados al amparo del sistema de Partido de Estado, vigente hasta nuestros días, cultura nacional que en contrasentido consolidó una ciudadanía ilustrada, valiente y comprometida con ideales libertarios, que lentamente ha ido ejerciendo sus derechos civiles, lo que trajo como consecuencia el inicio de la transición democrática mexicana, misma que desde el punto de vista jurídico, inicia con la reforma a los artículos 6, 41, 51, 52, 53, 54, 55, 60, 61, 65, 70, 73, 74, 76, 93, 97, y 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 6 de diciembre de 1977. A partir de ésta reforma, se han realizado 7 enmiendas Constitucionales en materia electoral, siendo la más reciente, la publicada en el DOF el 10 de febrero de 2014.
En este sentido, la importancia que tiene la inminente instauración del Instituto Nacional Electora, es trascendental por el hecho que nos encontramos como Nación en la coyuntura histórica de consolidar un sistema electoral homogéneo en nuestro país, lo que nos acercaría a los países más desarrollados del mundo en igualdad de condiciones políticas, y nos dejaría muy cerca de abrazar a la democracia como nuestra forma de gobierno, lo que en definitiva abrirá los cauces a una libertad plena en los diversos tramos que constituyen la vida de los ciudadanos, y permitirá que la paz, y la justica imperen en el territorio nacional, ya que juntos podremos encontrar el camino de la armonía nacional, de la igualdad, y el entendimiento entre los mexicanos.
Al respecto, se debe señalar que después de haber estudiado la actual transformación del entramado Constitucional en materia política y electoral, se puede asegurar que es un paso correcto en el perfeccionamiento de nuestras instituciones electorales, sin sustentar que la transformación institucional haya cesado, mucho menos que la enmienda sea definitiva, ya que el camino seguramente nos ofrecerá derroteros y premisas nuevas, por lo que la reforma se debe ver con mucho optimismo, ya que es en beneficio de todos los ciudadanos.
Se debe expresar que el Servicio Profesional Electoral instaurado por medio de la Reforma Constitucional publicada en el DOF el 6 de abril de 1990, y en el COFIPE publicado en el mismo medio oficial el 15 de agosto del mismo año, es la salvaguarda que va ha garantizar la implementación de la Reforma que nos ocupa. En esa tendencia, el éxito en la gestión del futuro Consejo General del Instituto Nacional Electoral, al cual le debemos desear lo mejor en su futura gestión, dependerá en gran medida de escuchar la sabiduría de los miembros del Servicio Civil de Carrera en materia electoral, y de apoyarse en su experiencia, para garantizar un camino seguro, y afrontar con éxito los comicios del año 2015 en ciernes.
El reto que tiene México en puerta es muy grande, y cualquier esfuerzo por más importante que sea se vuelve pequeño con tal de hacer de la Democracia nuestra forma de vida, para cuidarla, e inundarla de valores para las nuevas generaciones, en donde la libertad en todas sus delicadas manifestaciones sea ejercida a plenitud. La justicia sea dictada de manera transversal, para que el ciudadano sea el eje en su aplicación, y el orgullo de nuestras sólidas raíces, y la esencia de un pueblo valiente se convierta en un mejor futuro colectivo.
*Jesús Alberto Navarro Olvera es licenciado en Derecho por la Facultad de Derecho de la UNAM. Abogado patrono en materia Civil, y experto en Juicio de Amparo en materia de Derecho Familiar y Penal. Autor del libro Los medios de comunicación en Materia Electoral, las nuevas claves de la lucha política. Editorial vLex, México 2013.
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