=Por Jesús González Schmal=
Carlos Hank González, quien hizo famosa la máxima priísta de que un “político pobre es un pobre político”, justificando así su escandaloso enriquecimiento a la sombra del poder, dejó indeleble huella en las filas del PRI cuando encumbró al grupo Atlacomulco (o «Atracomulco» como también se le conoce) para que se mantuviera en el poder con el dinero y la compra electoral. Su escuela trascendió a los neopanistas que, en la oleada del neoliberalismo, alternan con el PRI en los cargos públicos, pero dejan intactas las prácticas de corrupción y negocios con el poder público. El concepto es el mismo: “el poder es un botín” que se lleva el más osado y adinerado de los contendientes.
El profesor Hank desde su paso en Conasupo en los 60 no desperdiciaba ocasión de lucro. En épocas en las que México era superavitario en la producción de maíz, argumentaba que como el precio internacional era elevado deberíamos exportar los excedentes en lugar de guardarlos como reserva. A los pocos meses, el balance era contrario y México tenía que importar las gramíneas y, entonces, el director de Conasupo comparaba en el mercado internacional con un sobreprecio. Se dice que la verdad era que el maíz se había quedado en las bodegas de amigos y socios y, cuando había necesidad, simulaban una cuantiosa importación para ganar los diferenciales del precio.
De ésta laya era el profesor que no tuvo recato en ir reduciendo la gran fábrica de harina de maíz MINSA, que creó Conasupo para darle al pueblo a bajo precio un producto de calidad con enriquecimiento nutritivo, desarrollado en el Instituto de Investigaciones Tecnológicas (IMIT) del Banco de México, regalándole a su compadre Roberto González Barrera la patente sin pagar un centavo por la explotación de la misma. Así fue como se expandió la fábrica privada Molinos Azteca (MASECA) al grado de que hoy es un emporio internacional que incluso, dio para crear Banorte y, mientras tanto la paraestatal MINSA se fue gradualmente extinguiendo. Naturalmente, después Carlos Hank y González Barrera resultaron consuegros.
Así se las gastaba Hank, por lo que Carlos Salinas lo usó para sacar adelante su contrareforma agraria con vistas a privatizar el Ejido con las consecuencias de todos conocidas. El desplome de la producción agropecuaria nacional al grado de importar hoy más de la mitad de los alimentos que consumimos. A su vez, estimuló el acaparamiento de terrenos ejidales en litorales con sus extensas playas y zonas próximas a las áreas urbanas, que han pasado a ser los grandes negocios de los consorcios españoles para lavar dinero y de desarrolladores de vivienda de la época de Fox y Calderón para hacerlas de ínfima calidad y sin servicios. Este fue el saldo de Hank en la Secretaría de Agricultura con el “innombrable”.
Todo este trafique indecente, del contubernio entre el poder político y económico, que el Partido Acción Nacional detestaba y reprobaba, incluyendo el de la época cuando Hank era gobernador del Estado de México que, para tener contentos y “amaizados” a los diputados del Congreso local, les asignaba un presupuesto para que lo gastaran discrecionalmente en sus distritos electorales y se quedará con el consabido diezmo. Esta ominosa práctica es la que hoy, a nivel federal, está asumiendo el neopanismo, que ha quedado en evidencia cuando su coordinador en la Cámara de diputados Luis Alberto Villarreal ha sido sorprendido asociado con su hermano, en éste increíble negocio donde ellos imponen hasta la empresa constructora para hacer uso del presupuesto de pavimentación en municipios, con más de 3 mil millones de pesos disponibles.
Esto tiene una lógica si se le ve desde la óptica de la llegada de los neopanistas al asalto del PAN en la época de Salinas. Este presidente ofreció a Luis H. Álvarez que si el PAN aceptaba recibir el subsidio para campañas y mantenimiento del partido, y acogía en sus niveles directivos a los empresarios y banqueros que habían salido del PRI en el último año de López Portillo cuando nacionalizó la banca, sin haberlos consultado (Coparmex, Consejo Empresarial etc.) se admitieran a éstos en el PAN, no como antes lo hacía cualquier empresario en lo individual, sino en conjunto a través de Desarrollo Humano Integral A.C. que había intentado ser partido sin lograrlo y que, para que la política les costeara y no les significara gastos, el PAN debía renunciar a su negativa de aceptar subsidios.
Este grupo, hacía principios de los 90’s se apoderó de Acción Nacional y derogaron la norma de independencia económica, accediendo a un capital acumulado de varios años que el que el partido se había negado a recibir como subsidio. La apropiación neopanista resultó un negocio formidable y le abrió el camino a Fox y a Calderón. El costo si fue ignominioso porque el PAN, no sólo tuvo que aprobar el ingreso al TLC, sino también la creación del IPAB para absorber la deuda del FOBAPROA, la privatización de ejidos, aeropuertos, ferrocarriles; el cierre de Conasupo, Banrural, y cuanto apoyo institucional hubiera al campo. Y lo más gravoso, el PAN accedió al cinismo de que la política es equivalente a rapiña y corrupción.
Todos los políticos son iguales unos rateros que solo ven por sus intereses personales y de su grupo, no por los de la nación y los mexicanos.